Grabar cualquier serie para televisión lleva aparejada la condición de vivir innumerables aventuras. El capítulo sobre México en Street Food Latinoamerica, de Netflix, se rodó en la capital del estado de Oaxaca y, según la chef Celia Florián, del restaurante Las Quince Letras, fue una experiencia que nunca hubiera imaginado.
“De entrada, yo estaba ronca cuando empezamos las grabaciones. Me daba mucho miedo que mi voz no se escuchara bien, pero el equipo de realización de la serie hizo maravillas. Creo que ni se notó”, cuenta ella, divertida.
Según la chef, quien también es presidenta de la Asociación de Cocineras Tradicionales de Oaxaca, los representantes de Netflix llegaron a la ciudad hace casi un año. Ella, que es una de las narradoras principales del capítulo de Street Food, estaba fuera de la ciudad. Pero llegaría a los pocos días de iniciado el scouting de ellos y entonces empezaría lo verdaderamente interesante.
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Del avión a un set
Según recuerda la cocinera oaxaqueña, ella estuvo de vuelta en Oaxaca el 19 de agosto del año pasado.
“Recuerdo que ni bien había bajado del avión, ya me estaban requiriendo para la primer entrevista. Yo venía de un lugar donde hace mucho frío, con la garganta medio cerrada, pero no me importó y llegué a la cita”, cuenta.
Fueron varios días de grabación. Pero para entrevistas con ella, como cuatro o cinco. Como las personas encargadas de la producción sabían que es una chef que conoce perfectamente cómo se mueve la escena gastronómica en Oaxaca, le pidieron que estuviera en todas las demás grabaciones.
Reencuentro con las memelitas de doña Vale
Otro de los hilos conductores del episodio de Street Food grabado en Oaxaca es el de doña Vale, una mujer que desde hace años vende memelitas en la Central de Abasto.
La chef Celia cuenta que conoce ese puesto desde hace tiempo, porque ama todo lo que representa la Central: se trata del lugar surtidor más importante de todos los restaurantes y puestos de comida de la capital del estado, y zonas aledañas.
“Cuando he hecho tours para visitantes no suelo llevarlos a los mercados céntricos que ya todos conocen. Yo me los llevo a la Central, para que vean por las mañanas a los productores con sus manos gruesas de trabajo, ofreciendo lo mejor de sus tierras. Ir a ese lugar es una belleza”, asegura.
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Durante las sesiones de grabación con doña Vale, en su puesto de memelas en la Central, hubo quien le preguntó a la chef Florián qué más sabía de ella.
“Yo contestaba que poco, que sólo había pasado a comer al puesto. A mí y a mi familia nos gusta; tanto, que un día con mi hijo Alam llevamos a comer a René Redzepi a ese sitio”.
Cuando habla de su hijo Alam se refiere al joven chef Alam Méndez, quien está detrás del restaurante Pasillo de Humo en la Ciudad de México, y durante un tiempo colaborara con Redzepi, el legendario chef danés a la cabeza de Noma –que a su vez fuera considerado varias veces como mejor restaurante del mundo, por la lista de The World’s 50 Best Restaurants–.
“Redzepi es una persona muy reservada. En realidad es bastante serio y poco sociable. Pero con Alam se la pasó muy bien en la Central de Abasto. Si alguien necesitaba alguna validación más de que fue una locación necesaria de mostrar en el capítulo, bueno, ahí la tienen: hasta Redzepi vino a comer aquí”, afirma Celia Florián, siempre con una sonrisa de lado a lado.