Si lo ves pendiendo de un árbol, seguro te llamará la atención. El marañón es una fruta exótica, que conocemos poco en México y que, además de tener propiedades culinarias, es buena para la salud.
Físicamente la puedes reconocer por tener un fruto carnoso de color verde, amarillo o rojo (dependiendo de su grado de madurez), así como una semilla externa adjunta en forma de guante de box.
El marañón y su cuna brasileña
El marañón, al que también se le conoce como cajú, anacardo, caguil o merey, nació en Brasil, en la zona amazónica. No obstante, se da muy bien también en Venezuela, Colombia, Centroamérica y el sur y sureste de México.
Antes de enumerar sus beneficios, debes saber que la fruta está compuesta propiamente por la parte carnosa –de gusto no tan agradable, cítrico y astringente– y la nuez, que a su vez esconde una semilla diminuta de tres centímetros de largo, altamente apreciada por su sabor y valor nutricional.
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En la cocina y la memoria
El marañón completo puede usarse en mermeladas, conservas dulces, jaleas, gelatinas, vinagre y hasta jugos; la nuez y su semilla generalmente se consumen tostadas.
Ambas partes tienen cantidades importantes de vitamina C, fibra, proteínas, ácidos grasos para reducir el colesterol, antioxidantes, magnesio, fósforo, manganeso, cobre y cero colesterol.
Y aunque se le reconocen propiedades para prevenir la obstrucción de arterias, así como de bajar triglicéridos y producir saciedad, también es cierto que lo que más identifica a este producto es su capacidad para agilizar el cerebro y, por consiguiente, la capacidad de memoria.
En Colombia se consume el extracto de la raíz de la planta y les funciona como antidiarréico. A su vez, en Brasil la hoja se masca para conservar en buen estado la dentadura.
Si llegas a conseguir marañón en algún mercado, no dudes en comprarlo y consumirlo de inmediato. Quizá comerlo fresco no sea lo mejor, pero transformarlo en mermelada para el desayuno y probar su semilla tostada en una ensalada, sí.
¡Buen provecho y buena memoria!