La grana cochinilla es un parásito que invade las nopaleras de nuestro país. Su hermoso rojo carmín se lo debe a las hembras, quienes generan ácido cármico, el cual hace que tengan esa concentración de pigmento.
Durante la época prehispánica la grana cochinilla era muy apreciada, ya que servía para teñir diversos textiles. Con la llegada de los españoles, la tonalidad carmín que aportaba la grana cochinilla se popularizó entre la nobleza, quienes hacían distinción, dependiendo el tipo de teñido y la calidad del color.
Así pronto el valor de este gusano, se incrementó y solo las personas de rangos altos o de la nobleza, podían darse el lujo de utilizar prendas teñidas con este colorante natural. Durante la conquista, el uso de diversos textiles incrementó el uso de grana cochinilla. Sobre todo la lana, la cual tomaba un tono aún más intenso, y por tal motivo era más costosa.
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Además de su uso en textiles y piel, la grana cochinilla se usa para pinturas y como colorante. Por ejemplo: la obra de “La Habitación de Vincent Van Gogh, o las obras de arte de la exposición Rojo Mexicano del Palacio de Bellas Artes en 2017.
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En cuanto a cocina, la grana cochinilla se ha utilizado para dar color a tortillas, tlayudas, carnes, moles y más. También se usa en polvo para terminar la decoración de diversos platillos.