Aunque resulta muy refrescante, al enfriarse el té pierde algunos descriptores aromáticos y gustativos que se encuentran cuando la infusión está recién hecha debido al vapor que despiden las hojas. Conócelo caliente para prepararlo en frío de forma exitosa.
Por: Ingrid Cubas / Foto: Román Gómez
ORIGEN
En 1904 el mercader de té Richard Blechynden, quien poseía una plantación, se encontraba en la Feria Mundial de San Luis ofreciendo muestras de té caliente a los visitantes. Por desgracia, hacía tanto calor que nadie se interesaba por la bebida. Abrumado, le pidió un poco de hielo a uno de los expositores que vendía helado y lo agregó al té. Una vez frío, fue un éxito.
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PROCESO
Dependiendo del té, se siguen distintos procesos que comienzan con las hojas o brotes marchitándose. En algunos casos se oxidan y se enrulan para finalmente secarse. Cuando se agregan trozos de frutas o flores, es necesario marchitarlos o deshidratarlos para que no aporten humedad al té, pues podría causar moho.
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DISFRÚTALO
Prepara el té que desees a la temperatura y el tiempo debidos para que libere sus notas gustativas: blanco (80 °C, 3 minutos), verde (75 °C, 2.5 minutos), oolong (80 °C, 4 minutos), negro (95°C, 4 minutos) y pu-erh (95 °C, 4 minutos). Una vez hecha la infusión, pásalo a una jarra llena de hielo deteniendo las hojas en un colador. Sirve en vasos con más hielo.
Considera que cuando los hielos se derritan podría alterarse el sabor del té. Evalúa si preparas una infusión cargada o si inviertes en hielos reusables hechos con materiales seguros.