Las harinas refinadas están presentes en la mayoría de los productos procesados que consumimos a diario. Desde el pan y la pasta, hasta las galletas y los cereales. Su importante presencia dentro de la industria alimentaria nunca ha dejado de causar preocupación. Pero, ¿qué hace que las harinas refinadas sean diferentes de las harinas integrales? En esta nota, te contamos a detalle sobre su elaboración, características y lo más importante, sus efectos en el organismo.
Por: Desiree Perea
Las harinas refinadas están rodeadas de desventajas
Presentar un buen platillo lo es todo. Muchas veces esta es la razón principal por la que ciertos ingredientes se modifican. Tal es el caso de las harinas refinadas. Parten de la versión integral; sin embargo, durante el proceso se eliminan partes importantes del grano. Es ahí, donde se concentra la mayor parte de la fibra y las vitaminas.
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Se desechan por completo, dejando únicamente el endospermo (que es la parte rica en almidón). Este proceso mejora la textura y el tiempo de conservación de la harina; pero reduce en gran parte el contenido nutricional. El refinamiento de la harina considera las siguientes etapas:
- Molienda: El grano entero se muele para separar sus diferentes componentes.
- Eliminación del salvado: Se retira la capa externa del grano, rica en fibra, vitaminas del complejo B y minerales.
- Eliminación del germen: Se elimina la parte interna del grano, que contiene aceites saludables, antioxidantes y otros nutrientes esenciales.
- Blanqueamiento: Algunas harinas refinadas pasan por un proceso químico para mejorar su color y textura.
El resultado final presenta un tipo de harina completamente blanca, fina y ligera. Pero esto no quiere decir que sea bueno. De hecho, las harinas refinadas son consideradas como una gran amenaza dentro de la alimentación humana.
¿Qué efectos tienen en el organismo?
Algunos de los productos procesados más consumidos, recurren a las harinas refinadas. ¿La razón? Versatilidad, bajo costo y rendimiento. Dentro de la categoría dulce; panqués, donas, galletas sí o sí se elaborar a partir de este tipo de harina. Asimismo, el pan de caja blanco, la pasta y hasta las pizzas, también recurren a dicha alternativa.

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Aunque la oferta de productos es amplia y atractiva, la realidad es que cada vez más importante hacer conciencia sobre lo que consumimos. El consumo recurrente de las harinas refinadas representa importantes efectos negativos en el organismo. Estos son algunas de las desventajas más importantes:
- Aumento del índice glucémico y resistencia a la insulina: Elevan rápidamente los niveles de azúcar en sangre.
- Consumo excesivo de grasas: Se digieren rápidamente, provocando una sensación de hambre poco tiempo después de comer.
- Problemas digestivos
- Aumento del riesgo cardiovascular: Aumentan los niveles de colesterol ‘malo’.
Optar por harinas integrales puede mejorar significativamente la calidad de la alimentación. La clave está en tomar mejores decisiones al comprar la despensa. Si bien las harinas refinadas han ganado terreno en el mercado, la gran ventaja es que actualmente, no son la única opción.