El restaurante más antiguo de la CDMX es la Hostería de Santo Domingo, que comenzó a operar en agosto de 1860 y durante 161 años ha permanecido abierto sin interrupciones. Este lugar, ubicado en la actual calle de Belisario Domínguez 70, ocupa el recinto que antes albergaba tan solo una parte del Convento de Santo Domingo de Guzmán, he aquí el motivo de su actual nombre.
Por: Andrea Vázquez Azpíroz
Este terreno pertenecía a frailes dominicos, pero tuvieron que venderlo para saldar unas deudas. Algunos de los otros edificios que eran propiedad de religiosos todavía se pueden ver en la Plaza de Santo Domingo, como la Iglesia de Santo Domingo, la Capilla del Rosario, la Capilla del Santo Sepulcro o la Capilla de la Tercera Orden.
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El comprador de este terreno fue Policarpo Orozco, que lo adquirió en 1860 y desde entonces lo abrió como hostería. A finales del siglo XX los hijos de Policarpo vendieron el restaurante a Salvador Orozco; hoy, la hija de Salvador, Margarita, es quien lleva las riendas del negocio desde hace más de 50 años.
Además de la riqueza culinaria de la Hostería, el restaurante también es sede de reconocidas obras de arte, como un mural pintado por Antonio Albanés García, famoso por sus retratos de presidentes como Abelardo Rodríguez, Sebastián Lerdo de Tejada o Gustavo Díaz Ordaz. También se conserva ahí un vitral hecho por la casa de vidrieros de Felipe Derflingher.
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En las mesas de la Hostería de Santo Domingo se han sentado personalidades como Salvador Novo, Dr. Atl, Lola Beltrán o Cantinflas. Incluso se dice que Agustín Lara tocó el piano que todavía se usa.
Hoy, el lugar es famoso por sus chiles en nogada, que están disponibles todo el año y no solo en la temporada de julio a agosto. También se han ganado su fama las enfrijoladas, los escamoles y la lengua veracruzana, pero muchos clientes son asiduos porque todos los días hay unas diez opciones de guisado diferentes, y no las repiten en toda una semana. Es decir, tienen hasta 70 platillos distintos.
La pandemia ha sido una época muy difícil para la Hostería de Santo Domingo, pero hoy ya están dando servicio con todas las medidas de seguridad. Definitivamente este restaurante es importante no solo para el acervo gastronómico de la CDMX, sino para la historia del país.
Imagínate: la Hostería abrió cuatro años antes de que Maximiliano de Habsburgo se convirtiera en el segundo Emperador de México; ha sobrevivido una revolución, los terremotos de 1957, 1985 y 2017, el cierre por la influenza H1N1 y ahora una pandemia. Vale la pena ir a la Hostería de Santo Domingo por unos chiles en nogada y conocer el lugar que ha visto pasar a la historia de la Ciudad.