En una de las localidades alejadas de Ensenada, el Ejido Coronel Esteban Cantú, tuvimos la oportunidad de disfrutar de una experiencia que todo ser humano debería experimentar al menos, una vez en su vida y esto es navegar en altamar. Así fue como recolectamos ostiones junto a pescadores de Ensenada, en Baja California.
Por: Isis Malherbe
Crónica de un viaje inolvidable: así recolectamos ostiones en La Baja
La aventura inició desde que abordamos la lancha en el el Ejido Coronel Esteban Cantú. La mayoría no quería que sus tenis se mojaran y esperaban cada segundo, a que la corriente de agua retrocediera para poder subirse (es imposible no tener contacto con el agua), así que algunos nos quedamos descalzos para caminar al bote. Ya arriba, nadie se imaginó el recorrido tan majestuoso de cuatro horas que nos esperaba a bordo.
El trayecto no se trató solo de degustar ostiones, si no de vivir en carne propia el trabajo extenuante que conlleva recoger las ostras y otras especies, sino, de valorar la profesión de los pescadores ya que, el mar abierto no es para todos y ellos arriesgan su vida en cada salida a pescar. Ellos han tenido que aprender a conocer métodos de supervivencia para cualquier emergencia que suceda en cualquier momento.
En general, los citadinos estamos acostumbrados a comprar las especies marítimas en el mercado, prepararlas y disfrutarlas en casa, pero para lograr ese proceso, los expertos del mar trabajan largas jornadas, en áreas alejadas y de noche.
Del mar al paladar
Dentro de la embarcación nos llevaron a cultivos de ostiones. Allí el oleaje era tranquilo e idóneo para que nos explicaran las diferentes especies que existen en Baja California, las cuales son consideradas de las más ricas porque se reproducen en aguas frías.
Asimismo, los barcos pesqueros que estaban a nuestro lado bajaban el ancla con una cadena gruesa para recolectar los ostiones que comeríamos.
Un experto nos enseñó paso a paso como abrir los ostiones. Después nos ayudó a prepararlos con limón y sal. El sabor fresco que poseen al recolectarlos del mar es difícil de olvidar. Más tarde disfrutamos con vinos locales de Baja California, los cuales conquistaron el paladar de todo el grupo.
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Reproducción de los ostiones
Los criaderos y granjas de ostiones cuentan con condiciones favorables para su desarrollo, como aguas limpias y nutrientes adecuados. Estos se pueden consumir crudos, frescos y vivos, también se pueden disfrutar cocidos, a la parrilla o en diversos platillos de la cocina local, como ceviche de ostiones, empanizados, en caldos y sopas de mariscos.
Algunas de las variedades que hay en Ensenada son, el ostión kumiai, se caracteriza por su tamaño generoso, su concha plana y su carne tierna y jugosa. Por otro lado, el ostión olympia, tiene un sabor delicado y una concha más pequeña, y por último el ostión gigas conocido como ostión japonés tiene un tamaño más grande que las otras variedades y suelen tener una concha rugosa y sabor fuerte.
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El Pacifico en todo su esplendor
Mientras tanto, seguimos mar adentro, sin duda el océano mostró su parte salvaje, el oleaje se intensificó y al ver el azul intenso del mar, se sabía que estábamos en aguas profundas y que en algún momento, se podía esperar la visita de un tiburón.
Al adentrarse al océano Pacífico, uno queda impresionado por su inmensidad y majestuosidad. Sus aguas se extienden hasta donde alcanza la vista, creando un horizonte infinito que se funde con el cielo.
Las olas que se forman son notorias por su tamaño y fuerza, especialmente en las zonas donde las corrientes chocan con las rocas. Sin esperar, fue un gran momento para respirar el aire puro y admirar en su manera más pura la biodiversidad de México.
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La Bufadora
Después de una hora de camino, pasamos a unos metros por debajo del géiser marino, que es considerado una atracción turística de Ensenada, fue impresionante oír cada minuto el estruendo del agua saliendo con una fuerza incontrolable. Es importante destacar que generalmente no se permite el acceso directo en lancha, esto se debe a razones de seguridad y para proteger el ecosistema local. Algunos deportistas extremos pasan por la cueva con el kayak para entrenar.
Las corrientes y la fuerza del agua en La Bufadora pueden ser peligrosas y impredecibles. La zona rocosa alrededor del géiser puede ser resbaladiza y traicionera, lo que aumenta el riesgo de lesiones. La bufadora, no es un lugar para nadar, pero Playa Hermosa y Bahía de Todos Santos son playas turísticas donde se pueden realizar una infinidad de actividades acuáticas.
Un rincón donde prevalecen las ballenas
Llegar a Rampa Rincón de Ballenas, no es tarea sencilla, pero la recompensa que aguarda merece cada esfuerzo. Para disfrutar al máximo esta experiencia se debe ir con alguien profesional que conozca la ruta. Al apagar el motor de la lancha para observar las cordilleras inmersas de vegetación, sin esperar salieron del fondo del mar dos ballenas de aproximadamente 30,000 kilos, a las que vimos de suerte ya que en mayo es difícil que estén en la zona.
Después continuamos a Playa cocodrilos, un paraíso escondido de aguas cristalinas y belleza escénica,ahí se encuentra una roca enorme en forma de cocodrilo. Es un destino perfecto para aquellos que buscan relajarse y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Su arena blanca y entorno rodeado de exuberante vegetación, te transporta a un verdadero oasis tropical. Algo importante, es que no se puede acampar, ni nadar en la zona ya que hay caimanes.
Adaptarse a las regiones no civilizadas
La vida en esta zona remota es dura para los habitantes, con los años han aprendido a adaptarse y vivir en armonía con los elementos naturales. Algunos nativos dicen que la naturaleza es su maestra y proveedora, para salir adelante en este entorno salvaje y prístino. A pesar de las dificultades, la belleza natural que rodea este litoral es absolutamente asombrosa. Donde a lo lejos se ven majestuosas montañas, playas solitarias y paisajes que son un regalo para los sentidos.
Puerto Arbolitos, el poblado experto en preparar el pescado
Al final del trayecto, caminamos hacia un monte, allí las familias de los pescadores nos habían preparado un exquisito buffet del mar, el mismo que estaban preparando al momento. De hecho, consistió en tacos de camarón, ceviche, ostiones y mejillones, los cuales se degustaron con un vino de la región. Mientras comíamos disfrutamos de la vista del océano pacifico, una maravilla natural de dimensiones inmensurables, que evoca sentido de asombro y respeto por la belleza de nuestro planeta.