Puede que uno de los maridajes más tradicionales con la carne sea el vino, pero hoy en mi casa, Monterrey, el mero noreste del país, no hay carne asada donde falte una buena cerveza. Las altas temperaturas de la ciudad propician, siempre, el antojo de una “cheve” bien helada.
Por Dante Ferrero (Chef del restaurante Alode, en Monterrey, y creador de la #LaVacaEsMía)
Fuente: Food and Travel
Considero, en lo personal, que para todo el tiempo de ese ritual deberemos tener un “menucito” de cervezas yendo de la más ligera a la más intensa.
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Al momento de prender el fuego cuando aún no estamos comiendo, pero los aromas a grill empiezan a emerger, un gran comienzo puede ser una Lager, de sabores suaves y moderados.
Fuente: TheOdysseyOnline
El humo, compañero de estos eventos, nos puede ir acercando a una Pilsner que puede ser una gran compañera de un buen empalme cuando las botanas, también asadas, empiezan a rondar la mesa.
No está demás acercarnos al momento de la carne con una Pale Ale y acompañarla con verduras asadas “robadas” al parrillero oportunamente.
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Fuente: AboutEspañol
Ya al momento de sentarnos, lo indicado para la carne asada sería una Porter, con todo ese cuerpo que la caracteriza, y cito textualmente a mi amigo cervecero, Jaime Luis Cantú: “…Para carnes asadas, la Porter. Una cerveza oscura de cuerpo medio a fuerte, con un notable sabor a tostado, café y chocolate, aroma muy sutil a lúpulo y bien balanceada. Estas características ayudan a soportar los intensos que se dan en una carne asada o ahumada”.
Fuente: Vanguardia
Y si no tomas Porter, una Ámbar también estaría bien.
De todos modos, la mayor o menor costumbre y gusto de cada uno para tomar cerveza nos puede ir marcando el ritmo de Fabio o la inclinación a consumir algunos estilos en mayo o menor cantidad.
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Fuente: Cocina y Vino
Ya si queremos usar la cerveza en la cocina, para mí las Dunkel son una buena opción. Recuerdo en una ocasión, tomar un sartén de hierro y ponerlo sobre el asador hasta que logre una alta temperatura, luego un poco de manteca, ajos y cebollas, una hoja de laurel y el chisporroteo que me decía que todo iba bien. Agregué morrones verdes y rojos para después terminar con una cerveza Dunkel que deje evaporar hasta crear una salsa melosa. Elegí un buen trozo de new york asado y al momento de servir le volqué por encima esas verduras con esa salsa de cerveza que otorgó sabores a caramelo oscuro y un amargor que combinaron perfectamente con la carne.
Si el día nos acompaña para el grill y la carne decidimos hacerla en el horno, una Ale Inglesa es una excelente opción.