Seguramente en tu infancia probaste la famosa emulsión de aceite de hígado de bacalao y la odiaste por siempre. No te culpamos, a muchos nos pasó lo mismo. Pese a sus muchas propiedades para la salud, esta emulsión tiene un sabor realmente desagradable. Acá te contamos más sobre esta longeva emulsión que, a sus más de 120 años en el mercado, continúa vigente en el imaginario de miles de mamás y millones de quienes nos traumamos luego de probarla.
Por Scarlette Trejo
Origen de la primera emulsión
La historia de este singular producto se remonta al siglo pasado. Ocurrió en 1841, cuando John Hughes Bennet publicó un tratado sobre el uso terapéutico del aceite de hígado de bacalao. Tras varias investigaciones publicadas, determinó que el de color marrón claro era más terapéutico y comenzó a comercializar el aceite en toda Europa. Sin embargo, no le fue posible quitar el terrible sabor, por lo que su producto fue desplazado por otro que años más tarde Alfred Downe Scott le daría al mundo.
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Alfred Downe Scott era un científico que a mediados del siglo XVIII realizó una visita a las playas de Noruega. En esta travesía observó que la mayoría de sus habitantes eran muy longevos y además poseían gran fortaleza. Para sorpresa de Alfred, descubrió que dichas cualidades eran consecuencia del alto consumo de bacalao – el pescado más abundante en la región-.
En dichas playas noruegas, los pescadores solían consumir grandes cantidades de bacalao, así como el aceite puro que obtenían de éste. En posteriores investigaciones sobre la ingesta de estos ingredientes, Alfred descubrió que el aceite generaba un colesterol “bueno”, que ejercía una acción preventiva sobre el sistema cardiovascular y generaba un sistema inmunológico envidiable. Además, el aceite de hígado de bacalao, contenía un alto porcentaje de vitaminas A y D. Años más tarde, con base en diversas investigaciones, Alfred Scott diseñó su famosa emulsión, la cual es considerada una de las de uso comercial más longevas en la historia.
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Fue así que en 1867 que la primera fórmula salió al mercado en Estados Unidos bajo el nombre de Emulsión de Scott. Ésta se vendía como un aceite apta para todo el público y la cual aliviaba desde malestares como el cansancio y la gripa hasta la falta de apetito y la mala digestión. El logotipo de la emulsión, mostraba a un hombre cargando en su espalda un gigantesco bacalao. Dicha imagen hacia referencia a la fortaleza y longevidad de los pescadores de las islas noruegas, así como al pescado de donde se extraía el aceite.
Beneficios de la emulsión
Entre algunas de las propiedades del consumo de aceite de hígado de bacalao se encuentran:
-Mejora y mantiene el buen funcionamiento de la vista.
-Mantiene y fortalece dientes y huesos.
-Desarrolla defensas contra infecciones.
-Regenera encías, ojos y piel.
-Promueve el desarrollo mental y físico.
Hoy en día, después de más de 120 años de su creación, la venta y consumo de esta emulsión sigue vigente. Pero, ¿cómo es que pese a su terrible sabor se sigue consumiendo? La respuesta es simple: gracias a la implementación de sabores que a mediados de los 90’s se le adjuntaron a la receta original. Aunque muchos prefieren la fórmula original, otros son asiduos a los sabores cereza o naranja. ¿Qué recuerdos tienes tú con esta emulsión?