De cómo el chef Andrés Aguilar se hizo vegano sin extrañar la carne siendo norteño.
De cómo me hice vegano sin extrañar la carne siendo norteño.
Por Andrés Aguilar-Águila Loustaunau (chef y creador de @VeganInc_CDMX)
Desde muy chico la comida fue una de mis mayores pasiones en la vida. Me fascinaba salir a restaurantes a probar cosas nuevas tanto en lugares finos como en fondas. Recuerdo las tardes de pan dulce horneado por mi madre y los festejos llenos de platillos sin fin. El placer de comer era más importante que tener buenas calificaciones en el colegio. Se trataba de encontrar combinaciones, descubrir sabores, aromas y montajes.
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La comida siempre ha sido uno de los actores principales en mi vida: yo nací en Hermosillo, Sonora, tierra de la mejor carne del país. Ahí los bebés antes de saber decir papá o mamá dicen carne con chile y acompañan todo con tortillas de manteca. Estuve casi toda mi vida en Monterrey, otra cúspide para los amantes de las carnes asadas y del chicharrón de ribeye, así que se podrán preguntar, ¿qué sucedió para que una persona que toda su vida estuvo rodeada de la mejor calidad en comida cárnica sea ahora propietario y chef ejecutivo de una variedad de restaurantes enfocados cocinar solamente con vegetales?
A los 18 años viví en Australia, en donde comencé ya a trabajar y practicar de manera profesional en el mundo de la cocina. Regresé a Monterrey a estudiar Mercadotecnia y Gastronomía. Al terminar mis estudios me especialicé en Estados Unidos en Nutrición y cocina basada en plantas; estando aquí y dado a todo lo que vi, indagué mucho más en la relación entre nuestra alimentación y las enfermedades y la mayoría de los datos apuntaban a una alimentación enfocada en vegetales.
Fue por esta razón que me puse como reto intentarlo por un mes, dejar mis desayunos de salmón ahumado y comer de esta manera durante 30 días, si me sentía bien la seguiría, y si no, volvería directo a las carnitas. Para empezar este cambio, primero realice un détox, que consta en tomar jugos, smoothies y vegetales crudos por varios días y seguido dejé todo lo que conocía atrás e ingrese al mundo de la alimentación y cocina vegetal.
Lo que más me sorprendió de todo, fue cémo me sentí, me dio muchísima energía, bajé de peso, ya no me enojaba tanto como antes y me sentía bien conmigo mismo. Fue esto por lo que decidí hacerlo otro mes y otro mes y así me fui. El reto para mí era ver de qué manera no perdía el placer y la pasión tan grande que le tenía a la comida, los restaurantes y todo el mundo gastronómico por el hecho de ahora sentirme de esta manera, ya que la mayoría de los lugares a los que iba carecían de sazón, eran muy hippies o no llenaban la expectativa de lo que he acostumbrado toda mi vida.
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Es por esta misma razón que decidí abrir mis restaurantes en Monterrey y ahora en Polanco, CDMX para poder ofrecer una oferta gastronómica diferente, enfocada en la cocina vegetal, con panadería artesanal, quesos hechos en casa, mixología, vinos mexicanos y platillos de todo tipo, una cocina hecha para foodies y personas que buscan sentirse bien, comer bien y con el sabor, la atención y el ambiente que se vive cuando sales a un restaurante de cualquier otro estilo.
Ahora a mis 28 años, con cinco viviendo este estilo de vida y tres desde que abrí mis restaurantes y cafeterías lo que veo es cada vez más posibilidades, más opciones, más productos, más cultura, más información y más gente buscando esta forma de vivir, buscando sentirse bien, buscando comer bien y eso me da la certeza y la emoción como emprendedor de que hay mucho más por hacer y de que esto apenas comienza.