“Tengo problemas de pasión.”
Así nos recibe Norberto Hermida, el chef de Anastasia. Pero más que un problema, la dedicación ha rendido frutos: este restaurante de San Ángel ha logrado consolidarse como uno de los favoritos entre los habitantes de la zona y quienes desean comer rico y con estilo.
Texto e imágenes: Michelle López – @Mich_Lv
Anastasia se ha hecho conocer como una “cocina de emoción”. Pero ahora da un giro para enfocarse en ser cocina de buen gusto: un espacio donde se construye una estrecha relación con el comensal y donde menos es más.
La esencia de Anastasia está enfocada en el back to basics: quitar de cada platillo todo lo que sobra hasta dejar los elementos esenciales. No trata tanto de reinventar como de mejorar. Anteriormente enfocada en lo mediterráneo, hoy la cocina de este lugar busca internacionalizarse.
Anastasia, como los cines de antaño, se convierte en un espacio de permanencia voluntaria: no es extraño que quienes llegan a comer extiendan la sobremesa hasta que también aprovechan para quedarse a cenar.
Quien visite Anastasia encontrará que prácticamente cualquier gusto puede cumplirse. Hay un énfasis en el servicio: atención en la mesa, trato personalizado, e incluso la posibilidad de obtener un platillo que no aparece formalmente en el menú. Hay opciones para veganos, vegetarianos, carnívoros, y quienes tienen alguna alergia.
La posibilidad del diálogo directo con el chef permite que la variedad sea infinita. Hermida está siempre en el restaurante, atento a las necesidades y deseos de los comensales, y suele salir para conversar directamente con ellos.
Dentro de la carta, altamente recomendables son el aguachile rojo y la ensalada a las brasas, ambas nuevas propuestas sobre platillos conocidos. Un clásico reconfortante es el filete de res a la pimienta acompañado de puré de espárragos. Para el postre, imperdible el key lime pie.
De la mano con los alimentos, la mixología busca dar un giro de frescura a partir de fórmulas clásicas. Varios de los cocteles retoman ingredientes mexicanos: no te sorprendas al encontrar un carajillo elaborado a base de mezcal.
Algunas mezclas imperdibles son el martini de higo, con vodka, higo macerado y licor de casis que da la impresión de estar bebiendo una crème brûlée, y el Carmín: una mezcla de frambuesa, ginebra, extracto de jamaica y cítricos, todo rematado con una pizca de cardamomo.
¿Uno de los mejores puntos de Anastasia? “Aquí no te quedas con hambre,” declara el chef.
