Comienzan los preparativos para las festividades más notables del año, en las calles y en los centros comerciales ya se siente el espíritu navideño, y bien vale la pena, para esas comidas y cenas familiares o empresariales, hacer un brindis con una bebida que es sinónimo de fiesta, el champagne, y si es rosada y se apellida Moët, mucho mejor.
Desde que Dom Pérignon descubrió por accidente el champagne, pues él quería hacer vino blanco con uvas tintas, esta bebida ha sido una de las consentidas de los gustos refinados, combina con cualquier menú y, para quienes cuidan su dieta, es un gran aliado, porque se trata de una de las bebidas alcohólicas con menos calorías, una copa de 150 ml aporta tan solo unas 70 kcal.
Entre las variedades del champagne de Moët & Chandon, destacan el Rosé Impérial y Néctar Imperial, ambas etiquetas se pueden disfrutar en una comida o en una cena, con diversas gastronomías, pero una de las que mejor le van es la italiana, sin lugar a dudas, y para muestra, recientemente se llevó a cabo una cena en la Forneria del Becco en Plaza Artz, donde el toque de la cocina italiana y la frescura de la Moët & Chandon dio como resultado un maridaje extraordinario.
Para la entrada, que fue un tartar de atún con espuma de limón amarilla y ahumado, los anfitriones seleccionaron un cóctel con tequila Volcán de mi Tierra, que fue muy acertado para abrir boca.
Diferencia entre champagne, prosecco y cava
Para el segundo y tercer tiempo: lubina con verduras al caponata y puré de papa con albahaca; y parfait de naranja con merengue y tierra de chocolate, el sommelier eligió el Möet Imperial Rosé y el Néctar Imperial Rosé, que le pusieron el toque especial al banquete.
Los asistentes a esta cena especial, pudieron apreciar sus matices florales de rosa y el toque ligero de pimienta, así como así como sus colores brillantes.