La sencillez del omelette terminó por enamorar al mundo entero. Hoy, es reconocido como un desayuno donde el límite en los ingredientes no existe.
Pensar en la hora del desayuno puede atraer a la mente algunas opciones que ya son un clásico. Además de los irresistibles pancakes, el omelette se pelea por el favoritismo a nivel mundial. Si, el huevo es un ingrediente estelar en el desayuno; su versatilidad permite servirlo como protagonista es una lista larga de platillos. Esta vez, nos centraremos en una versión donde la técnica y la paciencia lo es todo.
Por: Desiree Perea
Iniciar el día con desayuno abundante es clave para rendir al máximo. Esta primer comida es sumamente importante, así que la elección de los ingredientes no debe tomarse a la ligera. El huevo es una proteína de origen animal favorita por su versatilidad y facilidad de preparación; huevos cocidos, estrellados, revueltos y por supuesto, en omelette.
Su nombre es completamente francés; sin embargo, Francia no es precisamente su lugar de nacimiento. Aunque se atribuye la creación a dicho país, existen registros de que esta receta se encontró por primera vez en Persia. Sin embargo, si podemos agradecerle a los franceses el haberle dado un nombre mucho más amable a este platillo donde el huevo es la estrella.
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El término ‘omelette‘ se utilizó por primera vez en el siglo 17, específicamente dentro de un libro de cocina. Aunque no se dió a conocer como una receta para el desayuno, su importante aporte de proteína para iniciar el día lo convirtió automáticamente en una opción perfecta.
La forma original consistía en preparar una tortilla de grosor medio, donde al interior podía contenerse un relleno abundante. Gracias a esta capacidad, el omelette no tardó en convertirse en el desayuno casero más popular.
La controversial historia sobre su creación sin duda es muy interesante; sin embargo, su anatomía no en nada complicada y aún así, es un platillo favorito dentro y fuera de Francia. La sencillez del omelette no mancha su reputación, al contrario, se ha convertido en su mayor fortaleza. Una vez que la tortilla de huevo está lista, las posibilidades para convertirlo en un plato completo no tienen límite.
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Una combinación básica es jamón con queso o espinacas con queso. Pero puedes agregar también pimientos salteados, jitomates cherry, chorizo, aguacate fresco y hasta un poco de ensalada. Además, vale la pena experimentar con las especias; al mezclar los huevos, puedes agregar un poco de pimienta, paprika, chile en polvo o hasta finas hierbas para darle un sabor diferente. Desayunar omelette diario es posible y esto no representa que se convierta en una opción aburrida o repetitiva.
Disfrutar de un buen omelette por la mañana sin duda puede cambiar positivamente el resto del día. Sin importar cual sea el relleno elegido, la tortilla de huevo base es clave para poder presumir una versión auténtica. Así, este platillo ha demostrado que tiene la capacidad de evolucionar para darle gusto hasta a los paladares más exigentes.