Pensar en Lula Martín del Campo conlleva a pensar en chile, en frijol y maíz. Pero también en tomates, en moles y en mezcal. Una de sus misiones de vida más importantes es contarle al mundo todo lo bueno que se hace en México. Pero en sus tiempos libres, Lula también ama hacer cosas que la conectan con su lado más libre. Su pasatiempo favorito es patinar y, contrario a lo que pareciera, eso tiene cierta conexión con su cocina.
Desde Reforma y hasta el infinito
En un domingo cualquiera, Lula patina suavemente sobre Avenida de la Reforma. Pasa bajo el Ángel de la Independencia, al lado de cientos de personas que hacen lo mismo que ella o van a correr o a andar en bici, a lo largo de la calle más emblemática de México.
Se le ve feliz. Ella dice que cada que puede salir a dar una vuelta sobre sus ocho ruedas, se enamora más de su tierra y se siente plena.
“Cuando lo hago, me entra un sentimiento de libertad muy grande. Reforma es un espacio democrativo en el que podemos convivir todos los de la Ciudad de México, de una forma en común armonía. Sentir el aire en la cara es una sensación única”, asegura.
Su afición empezó en la época de los ochentas, cuando estaba de moda la película de Roller Boogie. Lula Martín recuerda que cerca de su casa había una pista de patinaje a la que iba mucho.
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“En ella había globos de espejos y música disco. Tenía un gran ambiente. De repente el chavo que te gustaba te tomaba de la mano y te acompañaba a dar una vuelta. Era padrísimo”, cuenta la chef.
Su afición trascendió en el tiempo y hasta el día de hoy le sigue trayendo memorias y sentimientos que la ponen de buenas. Por eso, patinar le traza una línea entre lo que la hace sentir y lo que la motiva a cocinar, y tiene que ver con el mundo de posibilidades infinitas que da la gastronomía mexicana, en un país tan diverso y libre.
En la cocina de Lula Martín
En los restaurantes Marea y Cascabel, Lula se expresa con mucha apertura a la experimentación. Al tener claro que los basamentos de nuestra culinaria son los ingredientes, el respeto por las tradiciones y la posibilidad de innovación, todos sus platos nuevos son una sorpresa que da gusto. Sus clásicos son sus clásicos. Eso nadie lo discute.
Así, los comensales que vuelven de forma recurrente a ellos, encuentran siempre un poco de todo. No importa si se trata de un chile en nogada de temporada, unos esquites con maíces ancestrales o unos tacos gobernador: todo siempre sabe rico porque está bien hecho, porque tiene insumos cuidados y porque le hace un homenaje honesto a lo más sabroso de nuestra cultura.
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Esa es la cocina de Lula Martín. Nada pomposa ni rebuscada ni compleja.
El día que fuimos a visitarla para conocer su ‘lado b’, la chef terminó de hablarnos sobre su concepción personal de la libertad y corrió a su comal a prepararnos unos sopecitos inspirados en esa idea. Una vez cocinados, les puso encima frijoles fiesta, el queso Cotija y una ensaladita fresca de quelites.
“La sencillez tiene un gran poder. En este plato podemos ver que menos es más, el ‘hagamos país’ y un poco de la identidad que nos identifica como mexicanos”, finalizó.
Fun fact sobre la chef Lula Martín
Aunque no parezca, los patines de la chef Lula Martín pesan más de lo que imaginas. ¡Usarlos bien y no caerse es una proeza!