Parece incluso una rima, pero te prometemos que no fue adrede. Bacalar, en Quintana Roo, ha crecido mucho en los últimos años y eso es algo que nadie puede negar. Fuimos a corroborar que es uno de los lugares más atractivos de México en la actualidad y te preparamos esta guía para desayunar, comer y cenar en el pueblo mágico de Bacalar.
Hace poco viajamos hacia allá y nos quedamos un par de días, durante los cuales descubrimos tres restaurantes que te recomendamos. En esta nota te compartimos la experiencia con nuestro recorrido gastronómico, por la llamada Laguna de los Siete Colores.
Historia de Bacalar
Bacalar fue fundado en el año 415 d.C., por la sociedad maya. En aquél entonces se llamab Sian Ka’an Bakhalal y por ahí pasaban rutas comerciales de intercambio de recursos naturales. El más apreciado era el palo de tinte, un árbol de madera roja para pintar lana, muy usado en Europa.
Por lo tanto, durante el siglo XVIII esta zona se vio invadida por piratas y contrabandistas que accedían por el llamado Canal de los Piratas, desde la costa de Mahahual. Actualmente se pueden visitar varios lugares donde se llegaron a enfrentar en batalla.
Ese canal se puede recorrer en tours por barcos, en los que se puede nadar y hacer buceo y snorkel, además de visitar el fuerte de San Felipe. Este fuerte se construyó en 1729, justamente como medida defensiva contra los ataques de los piratas. Ahí se puede visitar un museo con una extensa colección de piezas arqueológicas mayas y objetos coloniales como armas, mapas y varios utensilios de uso diario en la época.
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Arranque con un desayuno en Yerbabuena
Empezamos en la mañana con un desayuno muy completo en Yerbabuena, con un concepto “plant-based” en Bacalar. Escogieron ese nombre porque creen en el poder curativo de la comida; por lo tanto, se enfocan en ingredientes frescos y saludables.
La chef Atziri García creó un menú que busca equilibrar sabores deliciosos con opciones basadas en plantas. Probamos el jugo détox (chaya, limón, pepino y piña), smoothie de plátano, cacao y cacahuate, sándwich Pacha y el bowl de avena con leche de almendras, plátano, cacao y granola.
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Una comida en Punta Corcho
Unas horas después, visitamos Punta Corcho, donde el chef Daniel Ovadía mantiene la misma calidad y buen sazón de la sucursal de Puerto Morelos. Tomamos un ginger tiki (ron, jugos de piña, lima y arándano, sirop de jengibre, bitter albahaca) y kiwi fashion (vodka cítricos, kiwi, hierbabuena, jugo de limón amarillo, jarabe de sauco).
Comimos ostiones Rockefeller con castacán, quesadillas de cochinita y tostada de ceviche de pescado. Luego, fideuá negra, camarones y longaniza negra de Valladolid y un flan de elote con cajeta y helado de coco.
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La cena que no olvidamos, en Waah
Cenamos en el restaurante Waah (significa tortilla en maya) en el hotel Makaaba, con un concepto ecológico integral, donde el chef David Jimenez Soria creó un menú de comida mexicana auténtica. Probamos los cócteles Mi Amor (mezcal, Xila licor de agave, jamaica, limón, miel, ahumado con canela) y Alux (ginebra, pepino, limón, cardamomo y licor Hipnotiq).
De entradas, unas flautas de requesón con chile xcatic, la infladita rellena de pork belly y el panucho de nopal curado. De plato fuerte un chamorro de cerdo al pib con chiles secos, cebolla encurtida y tortillas hechas a mano.
Nuestro día culinario completo en Bacalar nos pareció una experiencia digna de repetir una y otra vez. Y no solo porque nos encantó, sino porque se trata de conceptos que conservan su calidad y maduran su experiencia a lo largo del tiempo. ¿Listo para vivir la experiencia por ti mismo?