Hablar de buena comida es hablar de maridaje. Éste es uno de los términos más populares cuando se busca llevar el menú a un nivel completamente distinto respecto a la forma de apreciar ingredientes, sabores y texturas. ¿Cuál es el secreto?
Por Michelle López – @Mich_Lv
El maridaje es el arte de empatar una bebida y un alimento de tal forma que se complementen entre sí y uno realce los sabores del otro. Es decir, se trata de ser un casamentero culinario para encontrar la pareja perfecta.
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Hay combinaciones que siempre hemos conocido: vinos tintos con carne, vinos blancos con pescado. ¿A qué se debe esto? El factor principal es la acidez del licor, que generalmente resalta el sabor de un alimento. Los vinos ácidos son principalmente los blancos; su consistencia ayuda a contrarrestar un platillo cremoso o salado, como los que contienen crema o queso.
Los vinos tintos, por su parte, tienen un sabor más amargo que los vuelve ideales para platillos ahumado, de ahí que siempre hagan mancuerna con carnes rojas. Lo recomendable es que en el transcurso de una comida los vinos vayan aumentando en su nivel de alcohol para que gradualmente se construyan diversas sensaciones.
El vino, al estar hecho de uvas, es naturalmente al menos un tanto dulce. Dependiendo el proceso de vinificación es posible encontrar vinos más o menos dulces. Los que tengan un sabor más azucarado serán buenos compañeros de postres, aunque se pueden emparejar con platillos salados para un contraste más potente.
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El maridaje no sólo se aplica a los vinos: este arte puede hacerse con cerveza, café y otros tipos de bebida. Cualquier momento que implique comer y beber es digno de pausar para encontrar la combinación perfecta. Comer es una experiencia, y debe vivirse en su totalidad independientemente de lo que vayamos a comer o beber. Cada vez se pone más atención a la bebida que acompañará nuestros platillos, y no es para menos: el líquido adecuado puede lograr que el menú se aprecie mucho mejor, mientras que una decisión errada puede empalagar o arruinar completamente la degustación.
Gran parte del conocimiento de maridaje se logra con práctica. Lo importante es siempre considerar al platillo y su bebida como un todo, como unidad en la que todos los elementos interactúan entre sí. No temas experimentar con distintas combinaciones hasta dar con la perfecta; juega con armonías y contrastes e invariablemente desarrollarás el sexto sentido del maridaje.