Si has ido a Tijuana, lo sabes perfecto: no hay forma de deambular por esta ciudad fronteriza de Baja California sin hacer parada en un puesto de burritos.
Ya sea que compres uno de machaca, de asada o de mariscos, todos son deliciosos. Algo hay en ese matrimonio entre el queso norteño, las proteínas y una tortilla de harina bien ejecutada, que hace que saborees absolutamente cada segundo que el burrito dure entre tus manos.
Ahora bien, ¿conoces la historia de cómo esta comida se afianzó en Tijuana? Si aún no, acá te la contamos.
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Bolos y burritos
El origen de este platillo de amplia ejecución y consumo en el norte de México es incierto. Su creación de la atribuyen lo mismo Chihuahua, Baja California, Sonora, Durango y hasta Nuevo León.
Lo que sí se puede comprobar es que su llegada a Tijuana y su proliferación como alimento icónico de esta ciudad que duerme hasta muy entrada la madrugada, está relacionada con la apertura en 1934 de una cantina y boliche llamado Club Corona. El dueño era Ángel Borquez, oriundo de Sonora.
En este lugar ya se ofrecía comida. La única opción a escoger entonces eran los burritos preparados con tortillas de harina recién hechas, rellenas de guisos con carne o mariscos traídos de Sonora y de Puerto Nuevo, a 30 minutos en auto de Tijuana.
Club Corona creció al ritmo de la leyenda de su burritos, no al contrario. Con el tiempo, el señor Borquez cedió a su hijo, Polo, el negocio y éste cambió de nombre. A partir de entonces fue el famoso Bol Corona (ubicado en la también famosa Avenida Revolución) que ahora todos recuerdan.
En 1990 esa sucursal se incendió y tuvo que cerrar por siempre, pero para entonces ya había por lo menos dos sedes más del negocio en Tijuana. Por cierto, estas nuevas delegaciones del Bol Corona ya no eran ni cantina, ni boliche, sólo restaurante. Se habían convertido en una meca de los burritos en todo el norte de Baja California y sur de la frontera próxima con Estados Unidos.
Renacer del fuego
Desde su renacimiento, luego del incendio en su sede de la Avenida Revolución, el Bol Corona ha persistido en la tradición de los burritos de siempre, sin descuidar el hecho de que los nuevos tiempos precisan de innovación.
De acuerdo con el portal oficial de turismo de Tijuana hoy, además de sus clásicos venden burritos de chilaquiles o bistec enormes para el desayuno (con todo y un huevo estrellado incluido).
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También hay bowls saludables con vegetales de la región, hamburguesas de pulpo asado, chiles rellenos, sopas, platones especiales para que tú le agregues a tus tortillas de harina lo que se te antoje y hasta tacos de guisado.
En Tijuana la tradición del burrito nunca pasará de moda. Si vas, seguro los lugareños te recomendarán probar los del Bol Corona, los Burros Percherón o los de algún puesto callejero de renombre.
Sea lo que sea que te recomienden, no dudes en oír la experiencia de los tijuanenses. Cuando se trata de comida y bebida, ellos son expertos en recomendar.