Dicen por ahí que somos lo que comemos, y no hay mayor verdad que dicha frase. No porque tomemos la forma del alimento que ingerimos, como alguna vez lo sugirió un comercial de televisión, sino porque dependiendo nuestro equilibrio emocional, es nuestra manera de comer. Así que dime qué comes y te diré quién eres.
De acuerdo con un estudio del Swiss Federal Institute of Technology, publicado en enero pasado en la revista Appetite y retomado por el diario El País, el equilibrio emocional y nuestra personalidad influyen en nuestra alimentación.
Lo que se nos antoja, lo que compramos, cómo lo cocinamos y hasta cómo comemos (rápido, lento, etc) tiene que ver con nuestro equilibrio emocional. De hecho, la alimentación es una forma de catalización común en los humanos, así que no sería difícil adivinar el estado en que alguien se encuentra sólo por su manera de comer.
Y sí, la elección de los alimentos que ingerimos se basa en factores económicos, culturales y hasta del conocimiento nutricional, pero también en nuestra personalidad y emociones. Por ejemplo, las personas más extrovertidas, son más abiertas a experimentar y probar nuevos platillos.
Pero hagamos esto más fácil, dime qué comes y te diré quién eres:
Los extrovertidos:
Comen más dulces, carnes y alimentos calóricos.
Inestables emocionalmente o neuróticos:
comen alimentos chatarra y suelen hacerlo en grandes cantidades.
Los responsables:
comen más frutas y verduras y rechazan los alimentos que saben que no le dan beneficios a su cuerpo.
Los agradables:
son los que comen menos carne.
Los abiertos:
para ellos cada alimento es una nueva experiencia, así que les gusta probar comidas con frutas, verduras, alimentos salados y también picantes.