Suele confundirse con un flan o, incluso, con un crème brûlé, sin embargo, aunque la jericalla comparte algunos ingredientes y modo de preparación con éstos, es un postre auténtico de la Perla Tapatía.
Por: Daniela Juárez
Se cree que tiene su origen en el siglo XVIII, cuando las monjas del Hospicio de Cabañas idearon un postre nutritivo y rico para alimentar a los niños huérfanos a su cuidado. Esta receta llevaba leche, canela, azúcar,huevo y vainilla. Y se horneaba, lo que provocaba que tuviera una capa dorada y tostada.
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Lo que hace que esta preparación sea distinta al flan es que solo se utilizan las yemas de huevo y canela.
El procedimiento para elaborar una jericalla consiste en hervir la leche con canela y vainilla. Aparte, batir las yemas con el azúcar y combinar con el lácteo, para luego colar y cocinar a baño María.
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Suele presentarse en el mismo recipiente en el que se cocina para respetar su costra dorada. Su textura es ligera y untuosa. ¿La has probado?