Te presentamos tres etiquetas distintas; todas, elaboradas en el sur de México con maíces ancestrales y hasta agua de manantial.
El whisky es un destilado que cada vez valoramos más. La imagen del hombre de edad avanzada, tendido en su sillón, fumando un puro y bebiendo un whisky a las rocas, es cosa del pasado.
Ahora es cada vez más común que gente joven se acerque a esta bebida. La renacida importancia del whisky ha desembocado en su producción en tierra mexicana, con un interés especial en explotar todas las posibilidades que dan los maíces criollos de nuestro país.
Si desde que somos niños podemos identificar el olor de una tortilla que se cocina sobre comal de barro, ¿por qué no habríamos de tener una capacidad especial de disfrutar distintos maíces malteados en un destilado?
A continuación te contamos de algunas marcas que elaboran whisky en México, específicamente en Oaxaca. Ojalá las conozcas y pruebes todas.
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Lo hacen con maíces ancestrales y es sometido a dos destilaciones. De acuerdo con el pintor Jonathan Barbieri, quien es uno de los fundadores de la marca, el objetivo de su proyecto es incentivar a los agricultores de maíces nativos a sembrar cantidades mayores que las que les demanda su autoconsumo, para asegurar futuras cosechas y la conservación de la enorme riqueza genética del campo mexicano.
El sabor de este whisky oaxaqueño, que se hace en San Francisco Tutla, es mucho más fuerte de lo que esperarías en una bebida de este tipo. Lo que resulta muy claro son sus notas que recuerdan a tortillas quemadas. Una vez que lo pruebes, sabrás perfectamente que estás en México.
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Tienen tres variedades. Una de ellas se hace con maíz amarillo; otra, con blanco, y una más con negro. Douglas French es el maestro destilador detrás de este proyecto, y asegura que hace una selección muy precisa de maíces que compra a precio justo a campesinos locales. Ahí radica otro punto que vale la pena de esta bebida: sus insumos están libres de pesticidas.
Si pruebas el whisky de maíz amarillo te encontrarás con notas tostadas y que te recordarán a palomitas de maíz con un toque de caramelo. A su vez, el de maíz negro se presenta en nariz con aromas de cereza marrasquina o cáscara de plátano. Finalmente, el de maíz blanco tiene un aroma ligeramente dulce y afrutado, con notas a vainilla, almendra y, muy sutilmente, a tinta negra de calamar.
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Éste se elabora en Santa María Tlalixtac, en la sierra al norte de Oaxaca. Durante su proceso utilizan agua de manantial y maíz criollo de la región.
Tiene notas frutales y especiadas, con aroma a las hojas que envolvieron a las mazorcas durante su maduración. Se elabora en pequeños lotes y se le deja reposando durante 18 meses en barricas de roble americano. Con esto, aseguran sus creadores, se le hace un digno homenaje a las más de 35 razas de maíz endémicas de Oaxaca.
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