Cuando realizamos un brindis, generalmente sostenemos una bebida en la mano, y es una buena ocasión para celebrar, alzando la copa. Ya sea para expresar gratitud, desear un futuro próspero, honrar la memoria, celebrar una victoria o, sobre todo, brindar por la salud de los demás. ¿Alguna vez te has preguntado de dónde proviene esta tradición y cómo comenzó? Sigue leyendo para descubrir más al respecto.
Por Mariana Frias
Origen del brindis
En la antigüedad, el acto de brindar era una señal de devoción y gratitud hacia los dioses. La función asociada a lo sagrado se consolidó entre los faraones del Antiguo Egipto, para luego difundirse entre los griegos, quienes fueron los primeros en dar otro significado al ritual. De hecho, los héroes homéricos solían levantar sus copas en honor a la salud del otro.
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La relación entre el brindis y el vino ha estado entrelazada desde el principio, pero lo que cambia en la época romana es el propósito de alzar las copas hacia el cielo. Mientras que anteriormente era un claro homenaje a los dioses y héroes, con el tiempo, se convirtió en un acto de honor hacia las personas. En las libaciones grecorromanas, se solía verter vino, cerveza u otros líquidos desde un recipiente que no era una copa, sino un plato o bandeja, con el propósito de ser una ofrenda a los dioses.
La historia del brindis continúa y se fortalece en la época cristiana. En este contexto, el cáliz lleno de vino y el propio ritual eucarístico recuperaron una atribución litúrgica, pero el valor y la forma que conocemos hoy en día ya se habían consolidado. Lo que solía ser únicamente una ofrenda a una entidad superior para la salvación humana, se transformó en un gesto asociado a momentos de celebración.
Existen otras versiones donde el origen se sitúa en tiempos de los griegos y tiene que ver con la muestra de confianza que el anfitrión ofrecía a sus invitados. Esta práctica tenía un propósito más práctico evitar ser envenenado. En los grandes banquetes que los más pudientes organizaban para su deleite o en honor de alguien, los criados servían en las copas a todos los invitados. El anfitrión alzaba su copa y tomaba un trago como señal de que la bebida era de calidad y no contenía veneno alguno.
En ese tiempo, la mejor forma de eliminar a los enemigos era envenenando la bebida. Según esta teoría, el acto de brindar surgiría como una prueba de confianza entre los invitados y su anfitrión en un banquete. De esta manera, al chocar las copas, los participantes mezclaban parcialmente el contenido de las mismas. Si alguien se negaba a brindar, era mejor abstenerse de beber.
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El origen del término se remonta al siglo XVI, en 1527, cuando Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano tomó y saqueó Roma. La batalla fue justificada como una ofrenda a Dios. Alzaron sus copas para celebrar la victoria, al mismo tiempo que pronunciaban las palabras bring dir’s, que se traducen como te lo ofrezco. Es por eso que en los siglos XVI y XVII, el término brindis pasó a formar parte de nuestro lenguaje común, como un saludo o un deseo, en combinación con el alzamiento de una copa para celebrar un acontecimiento importante.
La tradición del brindis se divide en tres partes. En primer lugar, está el acto verbal, en el que uno de los participantes menciona la razón para el brindis. Puede ser desde un simple ¡salud!, un buen augurio, un acuerdo de negocios o un discurso. Luego, los presentes alzan sus copas al aire y expresan palabras de aprobación hacia el brindis, golpeándolas suavemente con las de las personas a su alrededor.
¡Salud!
La expresión ¡salud! al brindar tiene un significado concreto se originó como un augurio por parte de los comensales para protegerse de posibles envenenamientos, como se mencionó anteriormente. La humanidad lleva más de 5.000 años brindando como signo de unidad y fraternidad. Aunque en diferentes culturas se utilizan diferentes palabras al brindar, al final, el significado es el mismo. Es un gesto icónico de convivencia que se celebra al chocar los vasos.
Las costumbres para brindar e incluso los protocolos varían dependiendo del país, la cultura y el licor con el que se brinde. Esto puede consistir en un pequeño sorbo, como en el caso del vino, o en un trago que vacíe por completo el contenido del recipiente, como sucede con el vodka. Por ejemplo, iniciar un brindis golpeando la copa con un cubierto para llamar la atención, aparte de resultar molesto y desconsiderado hacia la cristalería, generalmente se considera de mala educación en diferentes países.
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En Alemania, no mirar a los ojos de las personas con las que brindas después de decir Prost! puede considerarse una falta de respeto. En Japón, se dice kanpai!, lo que incita a dejar la copa completamente vacía. En el caso de México, con el mezcal se suele decir ‘Para todo mal, mezcal; para todo bien, también…’ o en el caso del tequila, se dice ¡Arriba, abajo, al centro y pa’ dentro!, de esta manera se rinde honor a este destilado de agave. En Bulgaria, no se puede decir Nazdrave! y levantar la copa de vino o el vasito de rakia, el orujo nacional, si no están llenos.
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