Si cocinas a menudo seguro te habrás topado con que cada vez más recetas especifican que debe utilizarse “sal kosher”. Repentinamente, este ingrediente está por todos lados. Pero, ¿en qué consiste exactamente?
Por Michelle López – @Mich_Lv
La sal kosher es originaria de la cocina judía, donde se utiliza para absorber la sangre de la carne, lo cual vuelve a ésta kosher y por lo tanto apta para el consumo dentro de la religión. Pero aun en la gastronomía convencional encontrarás que estos cristales poseen varias ventajas dignas de considerarse.
¿Cómo es la sal kosher?
La gran ventaja de la sal kosher, principalmente sobre la sal de mesa, es su tamaño. Al tener cristales más grandes resulta mucho más fácil medirla o dosificarla, distribuirla más uniformemente, y así tener mayor control sobre la sazón. Estas dimensiones y su forma plana la vuelven perfecta para triturar en verduras, para los cortes de carne, o para poner en el agua donde se cuece la pasta y que la sazón se fije.
¿Qué contiene?
Pasa por menos etapas de procesamiento y tiene menos aditivos, lo que la hace más natural y por lo tanto saludable. Otro punto a favor es que su sabor es más concentrado: si se agrega como toque final a un platillo, generará un gusto con más personalidad. En cuanto a postres y repostería, tiene la misma versatilidad que la sal de mesa o marina, aunque hay quienes aconsejan agregarla con los ingredientes líquidos para asegurar que se diluya correctamente.
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Por su volumen, una cucharada de sal kosher tendrá considerablemente menos volumen que una cucharada de sal fina de mesa, por lo que las cantidades no son equivalentes si buscas sustituir una con otra. Ambas pueden utilizarse por igual, sólo teniendo en cuenta la diferencia en cantidades.
Es ligeramente más cara que la sal de mesa, pero suele rendir bastante tiempo y tiene la suficiente practicidad para que valga la inversión.
Por supuesto, toda sal debe utilizarse con moderación, pero si buscas que tu platillo tenga sabor, calidad, y sea saludable, definitivamente la sal kosher no puede faltar en tu alacena.