Sí: el pescado también es un superfood. Su consumo en México no está tan extendido como el de las carnes rojas; no obstante, con el tiempo la ciencia ha descubierto que aporta beneficios en la salud que inciden directamente en la calidad y hasta el tiempo de vida.
De acuerdo con Ezequiel Hernández, quien se encuentra a la cabeza del proyecto J’amat –la distribuidora sustentable de pescados y productos del mar más grande de México, que expende a los principales restaurantes del país– en general conocemos muy poco de toda la riqueza que ofrece el mar.
Desde hace años, según Hernández, quien también es un reconocido oceanólogo formado en Baja California, tenemos mucho mejor mapeados los productos comestibles de la tierra, que de los océanos. De lo poco que sabemos de estos últimos, las ventajas de su consumo son muy relevantes.
¿Por qué consumir pescado?
Los pescados son, en general, un alimento con bajo o moderado valor calórico en estado natural. Además, contienen todos los aminoácidos que el cuerpo necesita y las grasas que aportan es en general rica en ácidos grasos poliinsaturados y esenciales.
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Algunas de las propiedades que mejor los han posicionado en el gusto de los comensales de todo el mundo es su contenido en ácidos grasos Omega-3, que ayudan a revertir procesos inflamatorios, previenen enfermedades cardiovasculares y actúan como antioxidantes.
Una ingesta de entre tres y cuatro veces de este producto a la semana, también provee de vitamina D y del grupo B, yodo, potasio, hierro, calcio, entre otros nutrientes.
¿Cómo consumir pescado?
Ezequiel Hernández considera que no existen mejores ni peores pescados: todo depende de cómo haya sido su muerte y la cadena de frío que lo lleva de su lugar de origen al restaurante o mesa donde se va a comer.
Como comensales, sugiere el especialista, cada vez deberíamos ser más exigentes. Una buena práctica que recomienda es la de preguntar por la trazabilidad del animal, así como cuestionar por cuál fue su método de captura y de sacrificio.
La forma ideal de quitarle la vida a un pescado, afirma Hernández, es a través del método japonés llamado Ikejime. Éste consiste en destruir el cerebro y el sistema nervioso del pescado con el uso de una fina varilla metálica, para que durante su muerte no libere tantas toxinas derivadas del estrés y, por consiguiente, para que su carne permanezca fresca durante más tiempo.
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Una vez que se tiene al pescado sacrificado de esta manera, prepararlo para que sepa bueno será lo de menos, ya que se encuentra en perfectas condiciones.
Te invitamos a probar pescados provenientes de empresas o pescadores que trabajen solo con buenas prácticas, lo mismo que intervenirlos lo menos posible. Elige un pescado crudo antes que uno frito; uno al vapor, antes de uno en tempura. Así aprovecharás más sus nutrientes y su sabor.
Ahora que sabes más de los pescados y su beneficio a tu salud, ¿se te antojó comer uno?