Es reconocido por contar historias a través de la sastrería y la ropa. Poco menos, por sus palabras. Una faceta del diseñador español Adolfo Domínguez que bien merece la pena reconocerse a través de Juan Griego. En la novela de más de 700 páginas, editada por Defausta, el costurero -como prefiere llamarse a sí mismo-, intenta responder preguntas profundas sobre el significado de la vida y la muerte.
Pero, sobre todo, desea conocer cómo es que Buenos Aires, una boyante capital de Latinoamérica, pasó al declive a finales de la década de los 70. “Buenos Aires como una metáfora de lo que nos ha ocurrido a los países de habla hispana”, comparte el autor en su más reciente visita a la Ciudad de México, en donde presentó su novela ante admiradores, en la flagship de Adolfo Domínguez en Polanco.
Es ahí, en la convulsa Argentina de finales de los 70, donde se inserta la novela Juan Griego. Un texto que ya publicó Mondadori en 1992, y en el que Adolfo siguió trabajando por 26 años más. “Tras esa primera edición de cinco mil ejemplares, quise añadir más historias, más personajes, más preguntas y más respuestas. Me fui a dos mil, tres mil páginas. De ahí siguió una intensa labor de edición que concluye con esta obra que presentamos hoy”, nos revela durante una íntima charla.
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Juan Griego, respuestas a la vida a través de la democracia, la ciencia y el libre mercado
La historia concebida por Adolfo Domínguez plasma la manera en que se entrecruzan distintos personajes en la vida de un hombre contradictorio. Una trama que responde a las grandes interrogantes que motivaron a Domínguez a escribir este texto, basadas en el estado de derecho, la ciencia y el libre mercado. “Todas las grandes potencias integran estas aristas en su política y economía. Los países hispano parlantes no lo hemos sabido hacer bien. Eso nos ha faltado. Y sin embargo, todas son tan necesarias”.
Es así que Juan Griego integra, por ejemplo, la mirada de un biólogo para explicar qué es la libertad. O habla de política como metáfora del amor. “Porque es una novela de amor y desamor. Los personajes tienen que vibrar, tener vida propia. Juan Griego habla de los personajes como mujeres de alambre y miel”, expone el escritor, quien trabajó en su obra durante los tiempos libres que le deja su carrera como diseñador. “Es un libro que se hizo en aviones, hoteles y descansos”.
La inspiración de Adolfo Domínguez
El autor señala a Miguel de Cervantes Saavedra, a Juan Rulfo y a Shakespeare, como su top tres de escritores que lo han influenciado y a quienes admira notablemente. A nivel literario y, también, a nivel personal. Así, Juan Griego puede definirse como una novela de ideas, con múltiples capas. “No es una lectura para entretener, es una novela para entender quién es el ser humano. Es una interpretación del mundo, es una novela ambiciosa que incita a pensar en varios niveles”.
¿Por qué torturo? ¿Cuál es la finalidad? ¿Tiene sentido o no? Éstas son algunas preguntas que el protagonista, Juan Griego, un soldado, se hace así mismo. A través del diálogo, éste se encuentra y desencuentra con múltiples personajes límite que nos acercan a los mismos límites del ser humano.
Escrita en verso, en verso libre, cada línea busca dar claridad para conectar con la mente y las vísceras del lector. Porque entender genera un placer erótico. Entender la vida le da más significado a cada acto. Es una lectura clara que produce música. “No me enfoqué en buscar la palabra exacta, sino la palabra inevitable, la cual es exacta y produce música interna. Este libro se lee con ritmo. La música le añade sentido y un lenguaje creado para pensar y conmover. Porque la belleza te hace remontar cualquier adversidad”, concluye emocionado Adolfo Domínguez, y con razón.
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