Que alguien se niegue a unos huevos pochados es antinatura. La consistencia de este platillo es tan única, que seguro la amas y hasta la has intentado en casa.
Si es así, sabrás de que te decimos la verdad si afirmamos que pochar es una técnica delicada, que ha de ejercerse de forma precisa para que funcione tal y como debería. A continuación te contamos más acerca de lo que significa y cómo puedes lograrla en casa.
Pochar y escalfar
¿Alguna vez has encontrado estos dos términos, usados de forma indistinta? Efectivamente, son lo mismo. Pochar, o escalfar, es la técnica culinaria que consiste en cocinar en agua caliente un alimento, buscando que quede ligeramente cocido por fuera y tierno por dentro.
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No obstante, para hacer esto de forma perfecta ha de cuidarse muy bien la temperatura del líquido donde se llevará a cabo la cocción. Puede ser lo mismo en agua, que caldo leche, mantequilla o manteca, y no debe pasar los 100 grados centígrados.
En el caso de los huevos, deben idealmente meterse sin cáscara en una bolsa de plástico anudada, y dejarse cocinar en la olla con agua por unos minutos, mientras se le forma una corteza suavecita y flexible.
De acuerdo con el Pequeño Larousse Gastronomique en español, se trata de un método de cocción que puede aplicarse igual para frutas, tuétanos, pescados, carnes y hasta salchichas.
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“Ciertos alimentos frágiles, como sesos, huevo entero, pescado, se escalfan en agua a la que se le añade vinagre o jugo de limón. Ciertos pescados (enteros o en filetes) se cuecen en una placa untada de mantequilla, en el horno y con poco líquido, pero los pescados grandes redondos (enteros o en trozos) se pochan en caldo corto. En ciertos casos se añade leche al líquido (haddock, pescado blanco).”
En lo que concierne a las frutas, éstas se cuecen en un jarabe después de pelarlas, o tras pelarlas y rociarlas con jugo de limón.
Si quieres pochar ingredientes tú mismo, recuerda que lo importante es que su interior quede tierno tras exponerlo al fuego, así como que la temperatura no sobrepase la de ebullición.
¡Manos a la obra!