La mejor cerveza de todo el mundo es hecha por monjes, y para comprarla debes viajar personalmente a Bélgica. Conoce todo de la singular La Trappe de Westvleteren.
Por Michelle López. Imágenes: Shutterstock
Esta bebida es producida por los monjes trapenses de la Abadía de San Sixto, en Bélgica. Comenzó simplemente como una forma de generar ingresos para mantener la orden religiosa; empezaron a producir en 1839 y a vender al público en 1931. Aunque siempre fue popular, después de la Segunda Guerra Mundial dejaron de surtir a los cafés y restaurantes locales, al considerar que la comunidad se interesaba más en la cerveza que en rezar y esto contravenía los propósitos espirituales de la orden. Sin embargo, todo cambió a principios de este siglo cuando el sitio RateBeer la nombró la Mejor del Mundo.
De la noche a la mañana, la popularidad de la cerveza explotó y las filas alrededor de la abadía para comprarla eran considerables. La demanda llegó al punto en que los monjes externaron su molestia a Joe Tucker, responsable de RateBeer: ellos no querían fama ni arrancar una empresa repentinamente.
La receta no ha cambiado desde 1839. Hay tres estilos de La Trappe: la VIII y la XII son Dark Ales, y una Blond Ale con 5.8% de volumen de alcohol. La originalmente premiada fue la XII, con notas de pasas y roble y 10.2% de volumen alcohólico – se trata de una cerveza oscura y fuerte con notas a pasas, caramelo, y mazapán en un color ámbar.
–Los estilos de cerveza que debes conocer
¿Cómo comprarla?
Únicamente puedes hacer la compra en persona, visitando la abadía, y el proceso es bastante riguroso: todo empieza con una llamada telefónica que debe hacerse al menos 60 días antes de tu fecha prevista para recoger el pedido. La línea de teléfono recibe hasta 85,000 llamadas por hora. El máximo de venta es una caja por persona, y cuesta sólo 40 euros, menos de dos euros por botella.
Una vez que tu llamada entró y lograste quedar en la lista de compradores, debes ir en persona hasta la abadía. Para llegar debes tomar un coche en Bruselas y manejar hora y media, o bien transbordar entre autobuses. En la puerta se habrá formado ya una fila de coches; cada cliente pasa su nombre, hace el pago, y recibe su caja ahí mismo. Si no quieres hacer la fila y un pedido con dos meses de anticipación, la única otra forma de adquirir la cerveza es por vaso o dos six pack en el café In De Vrede de la misma abadía.
¿Cómo se produce?
Sólo cinco monjes trabajan en la cervecería; cuando es momento de embotellar ayudan otros cinco. La producción dura setenta días y trabajan de nueve de la mañana a cinco de la tarde. Aunque diez abadías trepenses producen cerveza, Vleteren tiene la menor cantidad, alrededor de 126,000 galones al año. En comparación, la abadía con más producción, Chimay, genera 3.2 millones de galones anualmente.
Los monjes han declarado que no tienen ninguna intención de aumentar la producción. “Somos monjes, no cerveceros,” afirman. Para ellos ya es moralmente incorrecto usar la cerveza como negocio más allá del medio para subsistir, debido a su precepto mayor “Ora et Labora”, o “reza y trabaja”; pueden y deben vender productos hechos por ellos para mantenerse, pero nunca para hacerse ricos. Eso sí, el Hermano Godfried, responsable de la cervecería, reconoce que “es bueno saber que nuestros clientes aprecian lo que hacemos.”