El taro, conocido científicamente como Colocasia esculenta, es una planta tropical que se cultiva principalmente por sus raíces comestibles. Es un alimento básico en muchas culturas debido a su valor nutritivo y versatilidad en la cocina. En este artículo, exploraremos en profundidad sus características y compartiremos cinco recetas deliciosas para disfrutar de esta maravillosa raíz.
Origen, propiedades y beneficios del taro
Es originario del sudeste asiático y la India, donde se ha cultivado durante miles de años y se ha extendido a muchas partes del mundo. Lo podemos encontrar incluso en África, las islas del Pacífico y el Caribe. Su capacidad para crecer en suelos húmedos lo hace ideal para regiones tropicales y subtropicales. se distingue por sus hojas grandes en forma de corazón y su raíz marrón con una pulpa blanca o morada. Existen varias variedades, que varían en tamaño, color y sabor, por ejemplo, el taro gigante, taro enano y taro chino.
Te puede interesar: Taro, el tubérculo asiático de moda en todo el mundo
Es una excelente fuente de carbohidratos, fibra, vitaminas y minerales y contiene vitamina E, vitamina C, vitamina B6, ácido fólico y potasio. Además, es bajo en grasas y tiene un índice glucémico moderado, siendo una opción saludable para mantener niveles estables de azúcar en la sangre. Gracias a su alto contenido de fibra, ayuda a mejorar la digestión y prevenir el estreñimiento. También puede ayudar a mantener un sistema digestivo saludable al fomentar el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.
El potasio presente en el taro ayuda a regular la presión arterial y a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, su contenido de fibra y antioxidantes contribuye a la salud del corazón al reducir los niveles de colesterol y combatir el estrés oxidativo. Es rico en antioxidantes que ayudan a proteger las células del daño causado por los radicales libres. Estos compuestos pueden reducir el riesgo de enfermedades crónicas y promover un envejecimiento saludable.
Te puede interesar desde Dónde Ir: Malasia: el destino asiático que debes visitar este año
Cinco recetas deliciosas
Para hacer chips de taro necesitamos dos raíces, aceite vegetal y sal al gusto y empezamos por pelar y cortar las raíces en rodajas finas. Luego, calentamos el aceite en una sartén grande y freímos las rodajas hasta que estén doradas y crujientes. Escurrimos las rodajas en papel absorbente y sazonamos con sal a nuestro gusto y están listas para consumirse o para guardar en la alacena.
Para preparar un pastel de taro usaremos 500 g de taro rallado, 200 g de azúcar, 200 ml de leche de coco, 2 huevos y una cucharadita de esencia de vainilla. Precalentamos el horno a 180 °C mientras mezclamos el taro rallado con el azúcar, la leche de coco, los huevos y la esencia de vainilla. Vertemos la mezcla en un molde para pastel y lo horneamos durante 45-50 minutos o hasta que esté dorado y firme.
Una sopa de taro lleva dos raíces, una cebolla picada, dos dientes de ajo picados, un litro de caldo de pollo y sal y pimienta al gusto. Pelamos y cortamos el taro en cubos y sofreímos la cebolla y el ajo en una olla grande. Añadimos el taro y el caldo de pollo y cocinamos a fuego lento hasta que el taro esté tierno y sazonamos con sal y pimienta al gusto antes de servir.
Para un curry de taro usamos dos raíces, una cebolla y dos dientes de ajo picados, una cucharada de jengibre rallado, 200 ml de leche de coco y dos cucharadas de curry en polvo. Pelamos y cortamos las raíces en cubos y sofreímos la cebolla, los ajos y el jengibre rallado en una sartén grande. Añadimos el taro y el curry en polvo y vertemos la leche de coco para cocinar a fuego lento hasta que esté tierno. Sazonamos a gusto con sal antes de servir y podemos usar algunas rebanadas de taro como decoración final del platillo.
Te puede interesar desde Cocina Vital: Verduras al curry
Por último, si te gustas los panqueques puedes usar 200 g de taro rallado, 100 g de harina, un huevo, 200 ml de leche y una cucharadita de polvo de hornear. Mezclamos el taro rallado con la harina, el huevo, el polvo de hornear y un poco de sal mientras calentamos una sartén. Vertemos pequeñas porciones de la mezcla obtenida y dejamos cocinar hasta que los panqueques estén dorados por ambos lados. Los servimos con los acompañamientos que más nos gusten como jarabe de arce, miel, crema batida, frutas frescas o mermeladas.