Por: Marco Silva
Una buena cerveza se conoce a través de los cinco sentidos, se tiene que ver, tocar, olfatear, sentir y por supuesto, probar. Por eso, en Gourmet de México nos dimos a la tarea de explorar cómo Heineken México está elaborando su mejor apuesta para estas fiestas patrias: la nueva Bohemia en lata.
El inicio de esta labor fue trasladarnos a su planta procesadora de Heineken, fundada en 1969 y ubicada en la zona industrial de Toluca, Estado de México.
En este recinto pudimos observar a detalle la manufactura de su nuevo lanzamiento. Recorrimos la sala de ebullición y lupulización, donde fuimos testigos de cómo el mosto hierve junto al lúpulo en los calderos.
-Diferencia entre cerveza industrial y artesanal
Los granos que llegan a esta área fueron seleccionados, malteados y macerados bajo la supervisión del maestro cervecero Juan Carlos Cabada, con la finalidad de lograr el aroma y amargor característicos de esta cerveza.
Después, caminamos cerca de los tanques de enfriamiento, donde el supervisor de la planta nos mostró, cómo a través del movimiento al interior de estos contenedores se logra que las partículas sólidas se cuelen y se vayan al fondo.
Esto da paso a la fermentación y maduración, fase mediante la cual la levadura transforma el azúcar en alcohol y dióxido de carbono. Esta etapa puede demorar entre cuatro y 20 días, dependiendo de si la cerveza es lager, ale o lambic.
Para finalizar nuestro recorrido al interior de la planta, escuchamos zumbar a las maquinas embotelladoras que procesan aproximadamente 2 mil latas por minuto. Presenciamos cómo se colocan las latas en posición para embalaje a una velocidad asombrosa.
-¿A qué temperatura se bebe la cerveza?
Maridaje con cerveza en lata
Toda esta interesante sucesión no estaría completa sin dos sentidos capitales: el tacto y el gusto. El primero, lo pudimos corroborar al sostener la lata fría de Bohemia Pilsner y Vienna, con tinta sensible y diseño inspirado en los textiles mexicanos.
El segundo, lo vivimos con una comida maridaje a cargo del chef Walter Juárez, en la acogedora Hacienda del Carmen.
Así, nuestro paladar fue conquistado con tres tiempos. De entrada, sometimos a prueba de maridaje, con una Bohemia Pilsner, una brocheta de filete de res, un ceviche de pescado con vinagreta de mango y chile piquín, y una tostadita de chicharrón prensado con mayonesa de chipotle.
De plato fuerte, unimos una Bohemia Vienna con una carne prime rib en mole negro de Oaxaca, que previamente fue marinada en la misma cerveza por 24 horas: una delicia.
De postre armonizamos un mousse de chocolate amargo, con una Bohemia Vienna.
Estas tres estaciones bastaron para reconocer que, como mencionamos al principio, una buena cerveza se conoce a través de todos los sentidos.