Les Moustaches es un restaurante icónico de la cocina tradicional francesa en la Ciudad de México. Ubicado en una elegante casona porfiriana de la colonia Juárez, este lugar ha sido sede de grandes eventos, ha recibido premios y reconocimientos internacionales, además de que grandes personajes de Francia y México ya pasaron, por sus mesas.
Les Moustaches, cocina francesa con tradición
Este clásico de la cocina francesa en la capital del país, se encuentra entre Reforma y Rio Lerma. Por cada rincón podemos observar toques franceses: en los salones, los muros, candelabros, figuras y muebles elegantes que le dan un tono especial y una atmósfera de lujo.
Foto de Tequila Centenario.
Con un toque francés en cada detalle a donde se mire, los elegantes salones con candelabros, muros, estatuas y muebles caoba le dan el toque especial para crear una atmósfera romántica que lo convierten en toda una experiencia.
Foto de Tequila Centenario.
Desde hace más de 40 años, el servicio de los meseros se mantiene impecable por su atención y hospitalidad, así como la atención al detalle.
Foto de Les Moustaches.
Aunque también puedes encontrar algunos platos típicos de la cocina mexicana en la carta, la verdadera experiencia es la cocina francesa, desde los ostiones o caracoles hasta el pollo Kiev con verduras y puré azafranado o el filete Wellington con jamón serrano envuelto en pasta de hojaldre.
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Cocina francesa con tequila
Vivimos una cena maridaje única con comida francesa y tequila. Aunque suene como algo poco común, los platillos de la cocina de Francia se pueden combinar perfectamente con este destilado de agave, pues resaltan las notas de ambos elementos cuando se realiza un maridaje como el que probamos.
Foto de Les Moustaches.
De primer tiempo probamos una ensalada César con lechugas frescas y queso Parmesano, en compañía de una copa de tequila Gran Centenario 40.
Foto de Les Moustaches.
Como segundo plato la icónica sopa de cebolla de este lugar, un platillo que se sirve con queso gratinado por encima de la sopa. Es un caldo espeso y concentrado que nos recuerda a los sabores de las abuelas francesas. Lo maridamos con tequila Gran Centenario Reposado.
Foto de Les Moustaches.
El plato fuerte fue un pato a la naranja, otro de los platillos más típicos de la cocina francesa; lo acompañamos con un tequila Gran Centenario Añejo. Los sabores agridulces del pato, resaltaban las notas cítricas y de la barrica de este destilado a la perfección.
Foto de Les Moustaches.
Como postre degustamos un Creme Brulée tradicional con tequila Gran Centenario Leyenda.
La sorpresa de la noche, después de este menú, fue conocer el nuevo tequila Gran Centenario Gallardo, un destilado ultra Premium que se distingue por su permanencia en boca y sus aromas añejados.
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Tequila Gran Centenario Gallardo, el legado de una vida
Gran Centenario Gallardo es un tequila inigualable que hace homenaje a su tierra y a su fundador, Don Lázaro Gallardo, a través de un perfil de suavidad extraordinaria. Este tequila fue creado a través de la meticulosa selección y ensamble de las mejores reservas. Este nuevo lanzamiento resalta la perfección del arte de hacer tequila y la tradición familiar, un legado heredado por generaciones.
Foto de Tequila Centenario.
Este lujo mexicano le rinde tributo a su fundador, Don Lázaro Gallardo, propietario de la destilería de La Gallardeña (Casa Centenario) y las haciendas San Antonio del Potrero y Camichines.
Foto de Tequila Centenario.
Don Lázaro Gallardo es considerado el primer maestro tequilero de esta casa; y su visión, espíritu e influencia, convirtieron al tequila en el elixir que conocemos hoy en día. A través de su profundo conocimiento de la tierra, el agave y el proceso de creación del tequila, decidió mezclar caldos nuevos con reposados y con reservas añejadas para crear a la “selección suave”, un proceso que permite producir tequilas suaves y dóciles, pero con cuerpo y carácter, característicos de la familia Gran Centenario.
Foto de Tequila Centenario.
Este tequila es añejado en barricas de roble americano y francés, y terminado en barricas de vino de Burdeos, que resultan en una calidad incomparable. De tono ámbar, con notas principales de vainilla y roble, y un sabor que evoca toques de plátano, higos, manzana, frutos secos y frutos rojos que dan un acabado largo y terso.
