Tacos de pan árabe recién horneado, rellenos inspirados en las recetas tradicionales de Medio Oriente y salsa que sí pica
Alay Alay (que podría traducirse como “vamos, vamos”) es ese lugar al que quieres volver cada vez que requieres comida confortable y sustanciosa, como pollo frito, pero preparada con especias, vegetales y mucho sabor.
Por: Liliana Ortiz (IG: @lilimarleen91)
Las recetas se adaptan a los gustos contemporáneos, sin embargo, tienen su origen en la cocina tradicional de Medio Oriente. La herencia de Andrea Sayeg, la chef (o taquera) a cargo, son las preparaciones de las mujeres de su familia, desde sus bisabuelas, y el talento en la cocina.
Al tener ascendencia libanesa por parte de su padre y madre, resultaría común pensar en que la chef montaría un restaurante de este tipo, sin embargo, ella quería una taquería tradicional mexicana. Después, surgió la idea de fusionar los dos conceptos: el del trompo y salsas picosas, con shawarmas, falafel y guarniciones de tabbouleh o jocoque.
“Desde niña mi sueño era tener una taquería. Yo no puedo dejar de comer tacos”, menciona Andrea, para después enumerar sus favoritos “los de bistec, campechanos, al pastor…”
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La apertura de la taquería se dio en pocos meses, desde que se alquiló el local, a principios de año ya estaba en operaciones. Una opción que se consideró era ser una dark kitchen, sin embargo, por comentarios sobre que los tacos no se piden para llevar y devorar después, se decidió abrir con servicio en mesa.
Anteriormente Andrea se desempeñaba como chef corporativo en Bull & Tank, el grupo restaurantero de Daniel Ovadía, por lo que tiene experiencia en cocina, pero también dirigiendo equipos y restaurantes de especialidades.
En Alay Alay se sirven tacos árabes, pero no como los conocemos en Ciudad de México. Así que no esperes encontrar salsa de chipotle y jocoque rebajado.
A cambio, el menú ofrece preparaciones, como la favorita, el “Alay Alay” de pollo frito con muhammara, una salsa turca de frutos secos, granada y pimientos, además de lechuga y más granada fresca. La proteína es crujiente y en boca se mezcla la acidez de la fruta con un toque dulce. Algo que podrías comer hasta el cansancio. El tamaño por porción es generoso y quizá solo puedas disfrutar de uno o dos tacos.
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Otra de las especialidades es el “Hayito”, un taco de shawarma de camarón, salsa de coco hecha en casa y pepino. Ideal para la temporada de sol y terrazas en CDMX.
Para taquear también se puede pedir shawarma estilo libanés, de cerdo (directo del trompo) o de rib eye a la parrilla. Además de kebab kafta, que son brochetas de carne de res con perejil, hierbabuena, cebolla, pimienta árabe y paprika. Si prefieres algo más tradicional, hay tacos de pechuga de pollo o bistec.
Todos los tacos se sirven en pan árabe, preparado al momento en horno de piedra, sin embargo, si el cliente lo solicita, se puede utilizar tortilla de maíz criollo proveniente de Tlaxcala. Las guarniciones, además de salsas con diferentes niveles de picor, son taboule (jitomate, pepino, trigo, perejil, limón zaatar y hierbabuena) o jocoque especial, que lleva pepino, comino, aceite de oliva y hierbabuena.
Andrea cuenta que desde pequeña su lugar favorito es la cocina, a ella le gustaba comer en el antecomedor, ubicado en este espacio de la casa.
Ahora recupera recetas familiares, como la de las hojas de parra, una de las entradas del menú. Sus abuelas las preparan rellenas de manitas de cerdo o carnero, mientras que la chef prefiere utilizar res y caldo de tuétano. Otros imperdibles para abrir apetito son los eftoyers, unas empanadas árabes rellenas de espinaca.
Hummus, kaftas, calabazas rellenas de salsa de jocoque y arroz con frutos secos eran alimentos comunes de cualquier día en el hogar de Andrea. Aunque algunos ya forman parte del menú de Alay Alay, otros se irán incorporando, quizá con algunas modificaciones, pero siempre respetando la tradición.
Alay Alay no solo es la taquería a la que se quiere volver siempre, es también una familia conformada por meseros, cocineros, encargados generales. En la que hay armonía y se disfruta la adrenalina de las mesas llenas.