En CDMX gozamos de opciones en las que podemos saborear técnicas y cortes no sólo de nuestro país, sino también de Argentina, Uruguay y el País Vasco.
En cada lugar del mundo hay técnicas y estilos totalmente diferentes para asar y disfrutar de la carne. En Ciudad de México gozamos de grandes opciones en las que podemos incursionar y saborear técnicas y piezas espectaculares no sólo de nuestro país, sino también de Argentina, Uruguay y el País Vasco.
Por: Christian Martínez
El estilo de la pampa argentina tiene que ver con su amplia tradición ganadera y con sus vastos llanos, donde los asadores se utilizan siempre abiertos. Su característica principal es la elevación de sus parrillas. Idealmente, un asado argentino puede maridarse con una copa de Malbec, o bien, con un refrescante y ligeramente amargo coctel Fernandito: Fernet con refresco de cola.
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En el norte de España es una tradición que, desde el siglo XVIII, se caracteriza por convertir lo mejor de la vaca. Su famoso Txuletón es un festín propio de las grandes fiestas de los caseríos rurales, donde la parrilla más común suele estar empotrada y con una ligera inclinación. Para acompañar el sabor de la carne de vacas gordas y viejas, lo mejor es la clásica sidra servida directamente desde la barrica.
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La carnita asada como se conoce en el norte del país es un motivo de fiesta que alcanza niveles de fenómeno cultural. El típico asado del norte tiene influencia de su cercanía con Estados Unidos y suele hacerse en cualquier jardín o terraza en prácticamente cualquier tipo de asador. La tradición manda una cerveza bien fría estilo Ale.
Son discretos y comunes. No es necesario que se trate de una celebración especial para disfrutar de un BBQ, pero sí es indispensable que cuente con una buena porción de su milenario kimchi. El maridaje ideal es, por supuesto, su tradicional Soju, destilado ya sea de arroz o de distintos almidones como papa, trigo o camote.
El barbeque estadounidense se distingue por sus sabores ahumados y agridulces que suelen usarse a manera de rubs o salsas, con las que la carne es expuesta al calor en los típicos asadores portátiles de carbón. Aunque su principal expositor es el estado de Texas, puede disfrutarse en todo el sureste con diversos acentos de sabor. Esto se acompaña con un buen bourbon, ese primo americano del whisky en las rocas, o con un clásico coctel Mint Julep.