El yoga es una práctica milenaria que ha existido por más de 5000 años. Su tradición comenzó en el Valle del Indo y desde entonces asumía una disciplina para el cuerpo y la mente mediante prácticas de meditación. Con el tiempo, esta práctica se difundió por el mundo tanto por sus beneficios físicos como por los aportes espirituales relacionados con la calma y bienestar más allá del ámbito físico. Hoy en día, muchos son los adeptos que practican sus distintas doctrinas, que coinciden en el principio del crecimiento espiritual.
Por Ingrid Cubas @ingrid_cb
Para practicar yoga, es necesario aprender a respirar de forma que las células se oxigenen y nos llenemos de energía, al mismo tiempo que realizamos algunas posturas llamadas asanas. Estas asanas cumplen con un propósito medicinal para velar por el funcionamiento óptimo de cada órgano mientras se fortalece al cuerpo y se contribuyen a hacerlo más sano y esbelto.
A partir de este entendimiento, existen ciertas asanas más aptas para mejorar la digestión, estas son algunas de las más representativas:
Apanasana
Postura de las rodillas al pecho
Ya que permite relajar la espalda y el cuello, libera la tensión que se encuentra acumulada en nuestra espalda baja, de forma que favorece la buena digestión.
Baddha Konasana
Postura del zapatero
Es de gran ayuda para aumentar la circulación en la zona abdominal, de forma que la digestión se acelera.
Malasana
Postura de la guirnalda
La flexión que se requiere para realizarla, tonifica el abdomen mientras estira la espalda. Es por eso que ayuda a digerir los alimentos de mejor forma.
Ustrasana
Postura del camello
Al formar un arco en la espalda, estimula el abdomen y el cuello, no sin antes fortalecer la espalda y la cadera, logrando liberar molestias respiratorias y dolores de estómago, pues lo pone en equilibrio.
Uttanasana
Flexión hacia delante
Propicia el movimiento adecuado de la zona abdominal al lograr acelerar el flujo sanguíneo y con ello, el tránsito intestinal.
Con información de insayoga.com
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