Ahora que todos hablan de lácteos reales y de los que ni siquiera lo son, una experta nos contó como identificarlos correctamente.
La polémica por los lácteos que saldrán de circulación, luego de un anuncio urgente de autoridades mexicanas, sigue vigente. La Secretaría de Economía (SE) y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) se pronunciaron respecto de deficiencias en 20 marcas de queso y yogures que se comercializan en el país.
Entre las razones que mencionan como causantes de esta suspensión, se encuentran el uso la leyenda de “100% leche”, cuando es algo que no se cumple; la adición de grasa vegetal para sustituir la leche real que anuncian en sus empaques, el hecho de proporcionar menor peso al impreso en la etiqueta y la omisión sobre los caseinatos que se usan para su elaboración.
A raíz de esto entrevistamos a Mariel Rosales, cocreadora del proyecto Rancho Cuatro Encinos. En dicho lugar –que se encuentra en medio del bosque, en Zacatlán de las Manzanas, Puebla– producen lácteos artesanales con leche de animales que ellos mismos cuidan.
De acuerdo con Rosales, una de las mayores reflexiones a las que nos debería llevar lo ocurrido con los quesos y yogures señalados por la SE y la Profeco, es la de involucrarnos mucho más en cómo se produce lo que nos llevamos a la boca. Lo de los lácteos es solo un ejemplo de lo que ocurre en la industria alimenticia en general.
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La cocreadora del Rancho Cuatro Encinos nos dio unas recomendaciones, que sugiere tener en cuenta cuando compremos lácteos. Identificar los de buena calidad sí es posible y acá te decimos cómo:
– A simple vista puedes lograrlo, aunque es un poco difícil. Los productores de lácteos industrializados cada vez hacen éstos más parecidos a los artesanales. Lo primero que debes observar es el etiquetado del producto. Los ingredientes básicos que deben aparecer en él son leche, cuajo y sal. Algunos también anuncian tener cultivos lácticos; eso es normal. De acuerdo con Rosales, cualquier palabra adicional que sea difícil de pronunciar, puede que no esté bien.
– En quesos artesanales muchas veces no hay etiquetado, pero puedes investigar con sus productores el origen de los insumos que utilizan para hacerlos.
– Otra cosa que nos puede dar una idea de la calidad de un queso es su precio. Esto no es definitivo, pero ayuda.
– Sólo para que te des una idea, Rosales calcula que el precio justo para un queso panela o tipo manchego, de un kilo, es de cerca de 150 y 180 pesos, respectivamente. Haz tus cuentas. Seguro te has encontrado en el camino algunos que pueden valer 70 u 80 pesos. Habría que preguntarse, ¿serán de tan buena calidad?
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– Probar los quesos, y los lácteos en general, es la manera más certera de saber qué tan de buena calidad son. La experta recomienda paladear bien el sabor de la leche. Dependiendo de ese examen, podrás saber si el resultado final valdrá la pena.
– Ojo: si compras un queso fresco, y después de días notas que empieza a presentar hongos, es porque no tienen conservantes y posiblemente sea de buena hechura e ingredientes. Sólo por si tienes la duda, los hongos que le salen a los quesos son totalmente comestibles. Únicamente debes detenerte si, al probar un queso, éste sabe amargo y desagradable. Ahí es mejor no seguir. Deséchalo.
– Como última anotación, recuerda que en el caso de los yogures también es básica la leche. El yogurt es, prácticamente, leche fermentada con cultivos lácticos. Las etiquetas de uno natural deben mencionar sólo eso. Si notas otros nombres de colores, endulzantes y conservadores, la respuesta es clara: no es artesanal.