Por: Paulina Salgado
En México cada 2 de febrero se festeja el Día de la Candelaria, que conmemora la purificación de la virgen María y la presentación del Niño Jesús en el templo. Y los padrinos (aquellos que sacaron el Niño en la rosca) son los encargados de poner los tamales y el atole en cada hogar.
Aunque hoy en día comer tamales es una tradición arraigada en las familias mexicanas, originalmente lo que se comía era mole de pato.
Anteriormente en México había muchas zonas lacustres, hábitat para aves que migraban a finales de noviembre y partían a principios de marzo. Por esta razón, el pato era el platillo principal.
Esta tradición surgió en el pueblo de la Candelaria, que hoy sería el mercado de La Merced y las zonas cercanas, durante la época Colonial y duró hasta principios del siglo XX.
Si bien, no se sabe la fecha exacta de cuando los tamales ganaron popularidad, diversos historiadores aseguran que esto sucedió cuando los lagos fueron reducidos y las aves dejaron de migrar a la Ciudad de México y el pato pasó de ser un platillo popular a uno de lujo y exclusividad.