La pimienta rosa que tanto amas en tus gin & tonics no es realmente una pimienta. ¿Lo sabías? Hoy te decimos exactamente por qué.
Muchos hablan de la pimienta rosa como un ingrediente gourmet fuera de lo común. Lo es. Pero antes que eso debemos hacer una distinción merecida: en realidad, aunque es un insumo que aporta un sabor especial, no es realmente una pimienta. Hoy te decimos exactamente por qué.
Por Miriam Carmo
La pimienta rosa es conocida como falsa pimienta, ya que realmente no lo es. Se trata de bayas con 4 milímetros de diámetro, que se forman en racimos del denominado pimentero brasileño o turbinto –nativo de áreas subtropicales y tropicales de Sudamérica, como Brasil, Argentina y Paraguay.
Esta planta fue llevada a Estados Unidos en el siglo XIX y en algunas zonas con mucha lluvia se ha convertido en una planta invasora. Empezó a comercializarse en la década de los 80 pero se prohibió su venta, ya que puede causar reacciones alérgicas al tener contacto con la piel.
Se debe consumir en pequeñas dosis debido al cardanol, un compuesto orgánico irritante lo cual puede estar en mayor o menor concentración. Eso le da gran potencia aromática y de sabor, además contiene aceites esenciales que se evaporan rápidamente, por lo que se debe agregarla al final de la cocción.
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Existen dos variedades: una más rosada y otra más rojiza. En la cocina la semilla seca de la pimienta rosa se utiliza para condimentar platos de aves, pescados y vegetales. Su sabor es una mezcla entre dulce, cítrico y picante con los toques frescos de la menta o el pino.
Algunos de sus beneficios para la salud son sus efectos diuréticos, ayuda contra el dolor de muelas y del ciclo menstrual, favorece la digestión, es eficaz para el reumatismo y es considerada un afrodisiaco. Por otro lado, no está recomendada para quienes son alérgicos a cualquier tipo de pimienta, quienes sufren de problemas gástricos o intestinales graves, embarazadas o lactantes.