Los alimentos, a cargo de Alexander Suástegui, Elena Reygadas, Enrique Olvera, Jahír Téllez, Alejandra Barbosa y Javier Plasencia, son, también, protagonistas en las mesas de debate.
La serie Pan y Circo, encabezada por el actor y productor mexicano Diego Luna, invita a los mexicanos y las mexicanas a discutir sobre temas polémicos, pero actuales y relevantes: los feminicidios, el aborto, la legalización de las drogas, la urgencia por tomar acción sobre el cambio climático y el confinamiento son algunos de los tópicos que Luna pone sobre la mesa. Literalmente.
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Dicen los abuelos que en la mesa nunca se debe de hablar sobre política, religión o fútbol. Pero para Diego, en la mesa se habla de todo: en cada episodio, Luna logra convocar a invitados especialistas sobre los diferentes temas e invita a algún chef para que cocine.
Los alimentos, a cargo de Alexander Suástegui, Elena Reygadas, Enrique Olvera, Jahír Téllez, Alejandra Barbosa y Javier Plasencia, son, también, protagonistas en las mesas de debate.
En este formato, la comida juega un rol esencial: “la mesa no es sólo una superficie: en la mesa nos decimos nuestras verdades. Y las verdades dichas en la mesa implican confrontación, pero conciliación, cariño y amistad también.”, dice Luna. La premisa es que para encarar los problemas, hay que sentarse a la mesa y conversar.
En Pan y Circo, los alimentos no son puro ornato, y tampoco sirven para demostrar estatus: son el vehículo para construir “un mundo para entender antes de juzgar”, dice Luna con copa en mano.
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Además, a través de la comida, Luna, los chefs invitados y sus equipos hacen declaraciones contundentes, por ejemplo en el segundo capítulo, “#Niunamás”, donde todas las invitadas son mujeres y la cocina está a cargo de la chef Alexander Suástegui, o el capítulo “Mi cuerpo es mío. Interrupción del embarazo”, donde la chef Alejandra Barbosa sirve, en el primer tiempo, dos huevos de codorniz, y en el último tiempo, un coctel con licor de chile ancho, para reforzar la pregunta que circula en la mesa: ¿por qué alguien ajeno al cuerpo de una mujer puede opinar sobre él?
Así, en Pan y Circo, la comida y el significado social de la mesa juegan un papel importantísimo: son el hilo conductor para platicar, confrontar, discutir, reconocer los privilegios propios (como hacen Diego Luna y Rubén Albarrán en el capítulo 4: “El futuro nos alcanzó. Cambio climático”) y, sobre todo, “con el objetivo de compartir la comida y la bebida mientras hablamos de los problemas del mundo en el que vivimos, pero también para conocer otras realidades.”, en palabras de Luna. Claro, desafortunadamente, los problemas no siempre se resuelven en la mesa. Pero vaya que se visibilizan.