Son tan bellas que, si alguna vez lográramos hacer una figura bien ejecutada, seguramente no seríamos capaces de probarla.
Muchas frutas y verduras no son sólo para saborearse, sino también para disfrutar su aspecto. El mukimono, o el arte de tallarlas delicadamente para conseguir figuras únicas, es muestra de ello.
De origen japonés y consolidación en todo el mundo, es ahora un indicador de refinamiento sobre la mesa. Lo mismo puedes admirarlo durante una velada al centro de un banquete, que degustarlo como guarnición o entremés.
El mukimono se originó entre los años XVI y XVII en Asia. Al inicio, su finalidad era meramente religiosa. Su producción sobresalió en Japón –donde se hizo más famoso–, China, Filipinas y Tailandia; se perfeccionó y terminó siendo considerado como un arte.
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Se entiende por qué: esta actividad requiere de muchísima precisión, delicadeza y paciencia. Para realizarla han de utilizarse cuchillas especiales, que van moldeando relieves en la superficie de frutas y verduras.
Entre los vegetales más usados para hacer mukimono están la zanahoria, el nabo, setas, rábanos, cebollas y hasta pepinos. A su vez, las frutas más socorridas son la manzana, la sandía, papaya, melones, piña, plátano y hasta naranjas o mandarinas.
El mukimono gana cada vez más admiradores en todo el mundo. Actualmente es común encontrarlo en restaurantes de alta gastronomía, así como en fiestas privadas y diplomáticas.
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Si estás interesado en seguir apreciando la belleza de esta técnica japonesa, te recomendamos seguir en Instagram al chef poblano Carlos Lecona, quien incluso comparte algunos time lapse de cómo a lo largo de horas hace maravillas sobre calabazas, pepinos y hasta quesos.
También puedes seguir al artista Kishimoto Takehiro, quien se hace llamar Gaku y tiene infinidad de demostraciones de mukimono en video. Unas son tan impresionantes, que estamos seguros que no te atreverías a probarlas si las tuvieras enfrente.