Existen diversas películas que muestran cómo funcionan las grandes cocinas. El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante es una de ellas.
Existen diversas películas que nos muestran cómo funcionan las grandes cocinas. En ellas vemos a chefs haciendo preparaciones cautivadoras, llenas de pasión. El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante es una película que te sorprenderá. En él encontrarás arte y gastronomía, representada de una manera única.
Si eres amante del cine, arte y gastronomía, este filme es para ti. Durante su desarrollo, el director Peter Greeneway crea una universalidad pintoresca, atrevida, perversa e inimaginable. Cada escena te mantiene atento a la pantalla.
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Encontramos un relato lineal, lleno de arte. Se trata de una sátira al burgués, haciendo del intelectual su antítesis. Entre lo perverso e inexplicable, este filme se vuelve reflexivo.
Sobre su fotografía, podemos decir que está compuesta por cinco escenarios con una paleta de colores entre blanco, verde, azul, negro y rojo. Los matices de este último color recuerdan a la sangre; no obstante, hay otros tan claros, que dan tranquilidad. Un auténtico dramatismo visual.
El director hace un gran trabajo al relacionar tan estrechamente la trama y la cocina. Este recurso le permite lo mismo hablar de escenarios sexuales, que de agresión física, demostraciones de amor e incluso de pasión desmedida.
Al verla, podrás admirar lo mismo bodegones y naturaleza muerta, que de cualquier manera te harán desear una copa de vino y un festín.
Si te interesan el cine y la gastronomía, El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante es un filme que no te puedes perder. Cada escena presenta elementos analizables, ya sea en un lenguaje técnico, cinematográfico, psicológico, sociológico, artístico y, claro, gastronómico.
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Cocínate algo, ábrete un vino y prepárate para ver una de nuestras muestras favoritas de cómo dos artes tan refinadas, pueden coexistir en una misma obra. ¡Provecho!