Desde su apoyo a los jóvenes chefs hasta su aparición en series de Netflix y dentro de las listas de los mejores restaurantes del mundo.
El maestro de las promesas de la gastronomía mexicana ha pasado por diversos momentos que han marcado su carrera y, nos atrevemos a decir que, también su vida. Aquí cuatro de los más sobresalientes.
Como parte del Colectivo Mexicano de Cocina Mexicana, Enrique y otros colegas organizaron Mesamérica en 2013, un espacio que le dio voz a cocineros mexicanos e internacionales que estuvieran aportando novedades en el oficio. Y no sólo eso, invitaron a ponentes de otras disciplinas para enriquecer el pensamiento y las futuras formas de hacer las cosas. Curadores y diseñadores de arte, filósofos y cocineros de la talla de Massimo Bottura, Mario Batali, Pierre Hermé, entre otros, conformaron el encuentro, en el que además se llevaron a cabo actividades gastronómicas en CDMX y San Miguel de Allende. Esto lo puso en la mira y como
líder de un movimiento cocineril que hoy en día está integrado por los mentores de las nuevas generaciones. El proyecto duró tres años y promete regresar, algo que todavía no ha vuelto a concretarse.
Él fue el elegido en la serie Chefs Table, dirigida por Clay Jeter, para aparecer en el episodio cuatro de la segunda temporada. Esto aunado a su constante aparición en la lista de los 50 Best, ha hecho de Olvera y Pujol un nombre que a nivel marca está en el top of mind de foodies y gastrónomos. Estos escaparates hacen que sus proyectos estén en la lista de lugares a visitar cuando los turistas interesados en la gastronomía mexicana visitan la Ciudad de México.
En sus inicios, la intención de Enrique fue montar un restaurante con miras europeas. Escuchando a Ricardo Muñoz Zurita, entendió que la cocina mexicana tenía muchos elementos para que él desarrollara su creatividad. Muy pocos cocineros se atrevían a experimentar con la cocina nacional hace 20 años. No se equivocó. Al tiempo, Enrique puso en Pujol la comida de casa y lo cotidiano lo volvió sorprendente, resignificó los tamales, los esquites, el uso de la salsa borracha, las chicatanas, el mole de olla, etcétera.
Su trabajo le abrió la posibilidad de una visa especial y un local en el Distrito Flatiron, al norte de Nueva York, en octubre de 2014. Sus seguidores en la Gran Manzana ya lo esperaban. En su apertura tuvo tanto éxito que las reservaciones estaban completas al menos por los dos primeros meses. Atla llegó en 2017 a Manhattan con un concepto más casual y relajado.
También ve: Enrique Olvera y Daniela Soto-Innes abrirán restaurantes en Los Ángeles
Estos dos lugares, al igual que Pujol, han sido la plataforma de jóvenes cocineros que después logran éxito en otros proyectos. Para este año la apuesta está en Los Ángeles y Nevada con Damian y Elio.