En la CDMX sabemos comer muy bien. No solo porque la comida de calle es de primera, sino también porque en cualquier zona de la ciudad uno encuentra de todo, para todos los gustos. Las tortas chilangas son una muestra de la diversidad de la gastronomía capitalina, pero también de lo mucho que nos gusta la vastedad, la practicidad y la versatilidad.
Para comer tortas verdaderamente mexicanas, hay sin duda que probar las chilangas. Eso de la que la CDMX no tiene una gastronomía propia es falso.
Barrigas llenas y corazones súper contentos
Las tortas se hicieron para saciar en serio. Cuando se les tiene enfrente, difícilmente hay medias tintas. Se les come hasta la saciedad, o de lo contrario, se está faltando con una de las reglas básicas de comensal en la CDMX.
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A las tortas se les entra sin miedo. La razón: verdaderamente todas son ricas. Al día de hoy no hemos tenido la desgracia de encontrarnos con una torta mala. Solo son buenas, o mucho más buenas, o excepcionales.
Otra de sus características principales es que está hecha para el ritmo de una ciudad como la Ciudad de México.
A una torta se la encuentra en un puesto de calle, directo de la cajuela de un auto -en zonas de oficinas-, en una cantina, en restaurantes de todo nivel y tipo y, claro, en las clásicas loncherías mexas.
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¿Por qué las tortas chilangas son perfectas?
Porque son fáciles de encontrar. Porque son fáciles de transportar. Porque son ideales para gente con prisa y hambre. Porque son la prueba de que entre dos tapas de pan puede caber una galaxia entera. Porque si no te acabas una entera, siempre puedes guardar lo que te quedó con mucha facilidad y discreción. Porque se pueden comer a cualquier momento del día. Porque van bien con un refresco o una cerveza bien fría.
La perfección de las tortas chilangas es difícil de superar. Especialmente porque solo hay un lugar del mundo donde la puedes comer a plenitud y estamos muy orgullosos de que sea aquí. Si en este momento pudieras comerte una. ¿De qué la pedirías?