La Nebbiolo es una variedad que se toma la licencia de ser berrinchuda. En el viñedo, tarda en madurar y es susceptible a plagas, y en la bodega, tiende a oxidarse rápidamente. Pero los productores han decidido, desde hace casi mil años, aguantarle sus berrinches, y, ¿cómo no? si en la copa esta cepa da más, pero mucho más de lo que pide.
Su nombre viene del italiano nebbia, que significa niebla, por el paisaje mañanero de los campos italianos donde se cultiva. Es una de las variedades italianas más famosas; produce los reconocidísimos Barolos y Barbarescos, aunque también da excelentes fermentados en otras regiones del mismo país.
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En su madre patria, la Nebbiolo produce vinos elegantísimos en nariz, con aromas a cereza, rosa, cuero, anís y barro. En boca, la cepa es contundente; se destaca por su acidez y por sus marcados taninos, que ocasionan una importante sensación de astringencia: elegancia y brutalidad. Además, la Nebbiolo, que no es una variedad tan viajera como la Chardonnay o la Cabernet Sauvignon
(recordemos que es berrinchuda), sabe llevar consigo un poquito del terruño a cada copa.
Así, en el nuevo mundo, hay propuestas de Nebbiolos más jóvenes y frutales. Pero la esencia de la variedad siempre se mantiene.
Además de Italia, existen Nebbiolos fantásticos en Estados Unidos (específicamente California, Oregon, Virginia y Washington), Australia (hay que probar el de Valley King) y, por supuesto, México, en donde destacan los del Valle de Guadalupe.
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Por su rica acidez, esta variedad es muy fácil de maridar; hay que considerar, claro, los marcados taninos, que exigen ser acompañados de un platillo con una cantidad generosa de grasa.
Preparaciones a base de mantequilla o aceite de oliva no fallan, o carnes con un buen marmoleado como un rib eye o, por supuesto, un pato braseado. Va de maravilla también con salsas cremosas como la bechamel. En cuanto a quesos, se lleva bien con el feta y el parmesano. A la Nebbiolo también le caen bien los platos de verduras, pero eso sí, que sean preparaciones especiadas y de cocción larga.
Bien dicen por aquí que lo que crece junto, va junto, así que, ¿qué tal un Nebbiolo bajacaliforniano acompañado de unos taquitos de birria tatemada? ¡Salud!