Detrás de una copa de vino hay un arduo trabajo en el que se cuida cada detalle como el clima, el suelo y las barricas […]
Detrás de una copa de vino hay un arduo trabajo en el que se cuida cada detalle como el clima, el suelo y las barricas o contenedores, que son recipientes de madera utilizados para fermentar o envejecer y se clasifican según su tamaño y tipo de madera:
Barriles: son los más pequeños y su capacidad es de uno a 15 litros. Generalmente son utilizados para guardar el vino ya elaborado y servirlo directamente desde el recipiente.
Bordelesa: la capacidad de esta barrica puede variar entre 190 y 300 litros. Pero una de las más populares es la de 225 litros. Es usada para las fermentaciones y envejecimientos de vino.
Bota: en este barril se pueden añejar hasta mil 500 litros y generalmente se usan para madurar el vino de jerez.
Cuba o tino: su tamaño es el más grande. Suelen guardarse de forma vertical y pueden guardar hasta 5 mil litros de vino en su interior.
Las barricas son de gran importancia al momento de elaborar un buen vino ya que la madera influye en los aromas, sabores y taninos. Aunque pueden utilizarse maderas de origen húngaro, esloveno, ruso, cerezo o pino, las más utilizadas son:
Roble francés: El roble francés se suele utilizar para elaborar vinos de alta gama, ya que la madera es blanda y posee poros finos que permiten que el vino tenga notas dulces y sutiles como la vainilla, miel y especias herbáceas y balsámicas.
Roble americano: Las barricas de roble americano son más resistentes debido a que tienen poros más gruesos, esto hace que los aromas sean más intensos. Puedes encontrar notas como de café, tabaco o cacao.