Nadie puede negar que una de las bebidas por elección para enfrentar el calor es la cerveza. Y hay una razón: las industrializadas se toman frías, son ligeras y fáciles de beber. Hasta son versátiles; se prestan mezclarlas y hacerlas aún más ácidas. Y, en el mundo de las
artesanales, también hay ejemplos que están hechos para ser fáciles de beber y refrescantes. Como las que aquí mencionamos:
Por: Andrea Vázquez Azpiroz
Saison
Estas cervezas son pálidas, refrescantes y moderadamente amargas. Además tienen una carbonatación (gas) alta. Puede tener aromas frutales, especiados o lupulados (el lúpulo aporta aromas que pueden ser florales, terrosos o frutales).
Su sabor es frutal y se sienten ligeramente ácidas y amargas. Pruébalas con una paella o con una ensalada con queso de cabra; un ejemplo es la de Cyprez, una cervecería chilanga.
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Pilsner
Si defiendes a capa y espada las cervezas industrializadas, con este estilo te vas a convencer de amar a las artesanales. Las Pilsner son ligeras, de color dorado, aromas limpios a pan o galletas tostadas (a malta, en la jerga de los expertos), y tienen una carbonatación media alta. Es
uno de los mejores estilos para iniciarse en el consumo de cerveza independiente. Pruébala con tu botana favorita: papas, palomitas, nachos, o hasta sola. De las mexicanas, prueba la de Espantapájaros.
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Session IPA
Gracias a su popularidad, las IPA se han transformado. Y las session IPA, o IPAs de sesión, son la expresión de este estilo, conocido por su alto amargor, pero un poco más ligeras.
El nombre “de sesión” se debe a que, después de la Segunda Guerra Mundial, los trabajadores ingleses tenían dos descansos –sesiones- durante su jornada laboral para tomarse una cerveza. Pero, para que pudieran retomar sus actividades sin problemas, éstas tenían que ser más ligeras en alcohol. Por eso, para los puristas, una cerveza de sesión debe de tener entre 3 y 4° de alcohol, aunque hay algunas que llegan a 5°. Un ejemplo de este estilo es la Piedra Lisa, de Cervecería de Colima.
Witbier
Estas cervezas de trigo son refrescantes y de intensidad moderada. Tiene aromas a malta (es decir, a granos), a trigo, especias y hierbas. El color tiende a ser pajizo y la cerveza, turbia. A este estilo lo engalanan sus aromas a cítricos. Debes esperar una cerveza seca, con un cuerpo
medio. Pruébala con un ceviche o unas tostadas de atún; un ejemplo es la tapatía Afortunada, de Cervecería Fortuna.
Blond Ale
Este estilo, para hacerle honor a su nombre, es de color amarillo o incluso dorado. Tiene aromas y sabores a malta y notas ligeras a lúpulo y fruta. Es un estilo balanceado, fácil de tomar y una gran opción para acercarse a la cerveza artesanal. Es tan ligera y refrescante que se
deja tomar sola, pero también irá bien con una pizza. Prueba la Mala Vida, de la cervecería Fauna, que está ubicada en Mexicali; así que si alguien sabe de calor, son ellos.
Kölsch
Este estilo es originario de Colonia, Alemania, es un estilo muy limpio y sutil que sabe y huele a malta. Está hecha para beberse sola; de hecho, si algún día te tomas unas en Colonia, notarás que las sirven sin parar: se detienen cuando el cliente se los pide. En México prueba la de Puerco Salvaje.
Cualquiera de estos estilos están pensados para ser ligeros y, sobre todo, fáciles de beber. De hecho, son tan ligeros que se dejan beber sin necesidad de acompañarlos de alimento, pero a la vez son versátiles para maridar con lo que más te guste. Además, son muestra de que el
mundo de la cerveza artesanal tiene algo para todos; desde las complejas y alcohólicas Stouts hasta las ligeras y refrescantes Pilsners.