Para los mayas era tan sagrada, que se usaba con fines ceremoniales. Hoy puedes conseguirla igual en mercados, que en restaurantes.
No: no te hablaremos de pozole. Hoy entenderás por qué, si tienes la oportunidad de visitar el sur o sureste de México, es una gran idea entrar a algún mercado para probar un cuenco de pozol: una de las bebidas tradicionales con más arraigo en dicha zona del país.
Si reconoces el proceso de preparación del maíz para hacer tortillas, seguro podrás imaginar cómo se hace esta bebida. Para elaborarla se necesitan maíz y cacao. El maíz se nixtamaliza previamente, para quitarle el hollejo, y luego se vuelve una masa en el metate.
A esta masa se agrega el cacao triturado, casi siempre vuelto masa también, y luego de juntarse están listos para ser disueltos en agua y servirse en cuencos, jícaras o vasos.
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El pozol es una bebida emblemática en Chiapas y Tabasco; no obstante, también se le consume en Yucatán, Oaxaca, Veracruz y hasta en Centroamérica.
En cada sitio la usanza es diferente. La versión de la que te hablamos es la básica y la más común de encontrarte en mercados y hasta cartas de restaurantes con comida tradicional. Pero también hay quienes lo elaboran sin cacao, con pasta de camote, chile o hasta fermentado.
El pozol es prehispánico de nacimiento. Entre los mayas era muy valorado porque acompañaba las largas jornadas de los viajeros indígenas que se aventuraban en la selva. Cuando salían de travesía, la costumbre era equiparlos con bolitas de masa de maíz y cacao, dentro de hojas de plátano. Así, cuando tuvieran hambre sólo tendrían que disolver en agua la mezcla, para beberla y tomar fuerzas de nuevo.
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Existen indicios de que incluso era una bebida ceremonial, por lo que se colocaba en la boca de los difuntos, a la espera de que les sirviera como alimento en el más allá.
Picoso, agrio o clásico, tomarlo es siempre un placer. Muchos eventualmente hemos pensado que se trata de una bebida pesada, que satisface de inmediato. Esto tiene algo de cierto, pero tampoco es absoluto. Lo que sí es que es sumamente fresca y su sabor puede ser todo lo intenso que quieras, dependiendo de cuánta masa se disuelve en el agua.
Sobre si tomarlo con o sin azúcar, es totalmente tu elección. Normalmente se le consume sin endulzantes, pero tampoco pasa nada si le agregas un poco.