Si algo hemos aprendido a lo largo de nuestra #GuíaCervecera es que cada estilo de cerveza es distinto y requiere un trato especial. Así como algunas tienen más espuma que otras, cada una precisa de un vaso especial que resulta más adecuado para su cuerpo; lo mismo ocurre al momento de servirla, aquí te presentamos cómo puedes hacerlo sin errores.
Por Ingrid Cubas @ingrid_cb
Como primer paso, hay que estar conscientes de que la espuma es una protección para evitar que la cerveza se oxide y pierda aromas, es por eso que aprender a servirla con la cantidad adecuada de espuma es primordial para conservar su sabor ideal.
El cristal siempre será la mejor elección para servir una cerveza, a través de él podemos apreciar la transparencia del líquido y el color que nos muestra.
Un punto realmente importante antes de seguir, es poner la debida atención en la limpieza de nuestros vasos. Deben estar sin marcas de dedos ni residuos, pues cualquier factor externo puede modificar el sabor de la cerveza al estar en contacto.
Al momento de servirla hay que colocar delicadamente el cuello de la botella en las paredes del vaso de vidrio que vamos a emplear, así caerá suavemente sin que su espuma se desborde.
Cinco vasos para disfrutar de la cerveza
Mientras que las cervezas pilsner pueden ir en vasos parecidos a una copa para evitar cambiar su temperatura con el calor de nuestra mano, otras como las lager quedan bien en vasos pequeños y más cerrados. El caso de las cervezas lambic (de oigen belga) requiere copas amplias y a bajas temperaturas, sin llegar a un punto de congelación para evitar que la cerveza se desplace por el vidrio.
¿Cómo la sirvo?
Si es cerveza de lata o botella…
Considera las medidas. Ten presente que tu cerveza debe caber entera en tu vaso, para que el sabor no te resulte distinto entre un vaso y el otro.
Sé buen observador. Fíjate en que tu cerveza de botella no tenga restos de levadura al fondo, pues cuando esto ocurre el sabor es diferente al que se espera que conozcas.
Inclina el vaso. Al momento de servir, tu vaso debe estar formando un ángulo de 45º. Apóyalo en una superficie para evitar derrames.
Crea un balance. Coloca tu botella a una distancia media del vaso al que sirves. La etiqueta indica que no debes rozar el vaso.
Ten firmeza. La caída de la cerveza debe ser estable y fluida para que se deslice suavemente y no salpique alrededor.
Nivélate. Cuendo el vaso comience a llenarse, enderézalo poco a poco. Ten en cuanta que debe quedar un poco de espuma en la superficie, pero no debes tener más espuma que líquido en tu vaso.
Espera. Aguarda unos momentos antes de beberla, para que la espuma se integre con la cerveza.
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Si es cerveza de barril…
Revisa la manguera. Antes de empezar a servir, limpia la manguera para extraer el exceso de presión que almacena o los restos que pudieran quedarle de cerveza.
Posición. Coloca tu vaso debajo de la llave de barril e inclínalo 45º, mantén una distacia considerable para que la espuma y el líquido no lo toquen al servir.
Fluye. Abre la llave lo suficiente para que despida una cantidad estable de cerveza, considera la fuerza que tendrás que aplicar de forma uniforme.
Equilibra. Nivela lentamente el vaso de sus 45º, si la espuma continúa saliendo dirígela al centro del vaso.
Ten paciencia. Espera a que la espuma se asiente antes de que bebas tu cerveza para disfrutar todos sus aromas.
TEST: ¿Qué cerveza corresponde a tu personalidad?
Si la cerveza es de trigo…
Ten más cuidado con este tipo de cervezas, pues su espuma asciente rápidamente y suele ser abundante. Dos centímetros y medio son suficientes.