La Madre Tierra ondula y arruga la superficie del planeta. Nuestra existencia misma es el resultado de millones de años de lentos deslizamientos o sacudidas que han convertido al planeta en lo que es hoy. En Whistler, British Columbia, Canadá, existe una carta de coctelería que voltea hacia las montañas más simbólicas del mundo y vuelca toda su fuerza y espiritualidad en 12 drinks.
Por: Ollin Velasco
El nombre de este menú único que honra las alturas es The Power os Mountains (El Poder de las Montañas, en español) y reside tras la barra del restaurante Sidecut, del Four Seasons Resort Whistler, que a su vez es uno de los hoteles de esquiaje más exclusivos y aclamados del mundo.
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La idea del tema de esta carta fue inicialmente de Lauren Mote, quien ha trabajado por años con Diageo (una compañía gigante que aglomera marcas de bebidas alcohólicas) y ha participado en numerosas ocasiones en la reconocida competencia de bartenders World Class. Pero antes que todas las glorias, Mote es una mujer oriunda de Vancouver que creció admirando montañas por todas partes, y que se ha dejado llevar siempre por lo que ella llama “una necesidad apremiante de conocerlo todo.”
The Power of Mountains, que fue posible también gracias al gran equipo de bartenders del Four Seasons de Whistler, es muestra de la personalidad conjunta que se formó entre shakers en el Sidecut, así como de los mundos enteros que pueden trasmitirse dentro de un vaso.
Shakeando alturas
Por tratarse de un catálogo que recrea varias latitudes y altitudes en el globo, la intención de cada trago es llevar a quien lo toma hasta la cima de la elevación geográfica a la que hace referencia: no solo por la presentación con que el drink llega a la mesa, sino también por el uso de ingredientes en su preparación.
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Hay cuatro secciones: Noroeste, Suroeste, Noreste y Sureste. En la primera está inscrito, entre otros, el que quizá sea la joya de la corona del menú, debido a que hace referencia a la montaña Whistler. Se trata de un London Mountain, inspirado en un clásico Cosmopolitan, pero reinterpretado con vodka, un Hygge Chai local, ginger y té negro, limón, miel de British Columbia y bitters de la zona. Lo interesante de esta temática es que cada drink viene acompañado de la historia de la montaña, así como de sus características básicas y hasta datos curiosos.
El Volcán de Fuego, en honor al volcán del mismo nombre ubicado en Guatemala, va con ron Zacapa, Amontillado Sherry, bitters de cereza y un ahumado de madera de manzana. A su vez, el Orinocco Cobbler es una ofrenda a los Andes sudamericanos, que van siempre acompañados del río Orinoco en Brasil, Venezuela y una parte de Colombia. Éste trago va con cachaca, aperitivo de ruibarbo, azúcar mascabada, menta y bitters de chocolate.
También hay un Big Rapa Borgona, que emula a las cabezas colosales de la isla de Pascua, en Chile, y va con pisco, vino del valle de Maipo, uvas y limones, flores, piña, agua de coco y cerveza de raíz; así como un Third Pole, por la cordillera del Himalaya; un Matterhorn, por los Alpes europeos; un Iberian Aperitif, por la Sierra Nevada en la Península Ibérica; un Fujisan Highball, por el famoso monte Fuji; un Sunda Punch, por la meseta indoaustraliana Sunda Plate; el Golden Bridge Sour, por la cordillera Annamese de Indochina, y el Peak Me Up, por la montaña Kilimajaro, en África.
Darle una vuelta a la variedad de The Power of Mountains es una tarea que lleva tiempo y capacidad de lidiar contra el frío. Pero dentro del Sidecut, con una calefacción que no da resquicio a la helada que cae al otro lado de la ventana, ya no parece algo tan imposible’.
Una vez que se llega a la cima de esa carta, uno entiende que el poder de la coctelería es tan fuerte, que permite probar en un solo sorbo glaciares a más de 8 mil metros de altura, el fuego de un volcán y hasta la diversidad de la amazonia. Todo el mundo, pues.