Dentro y fuera de Lima, en Perú, el postre que más representa a la cocina más famosa de Sudamérica es el suspiro a la limeña. Quizá no lo sabías, pero esta receta tiene una historia cercana al arte, que no muchos saben. Hoy te contamos más de ella.
Postres y poesía
Según cuenta la tradición, el suspiro a la limeña fue una creación de la esposa del famoso poeta peruano José Gálvez Barrenechea. La mujer, quien siempre había sido muy hábil para la cocina, se inventó la receta y se la sirvió un día cualquiera a su marido.
A él le gustó tanto, que por su textura le dejó como nombre la palabra “suspiro”. Luego empezó a hablar del ‘suspiro de limeña’ con más y más personas, hasta que se volvió tan famoso que ahora representa la parte dulce más icónica del país.
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Esto es muy importante, ya que la tradición gastronómica peruana es muy vasta. Algunos otros postres que son muy famosos allá, y que muchas veces conocemos poco en otras partes del mundo, son el turrón de doña Pepa, el arroz con leche y mazamorra morada o los picarones que se bañan con dulce de canela.
¿Cómo reconocer un buen ‘suspiro de limeña?
Para poder hacerlo correctamente, no hay más: se tuvo que haber probado antes. El ‘suspiro de limeña’ suele servirse en pequeñas copas o en vasos cortos, con dulce de leche o manjar blanco, en el fondo.
Sobre esta capa, que es la más dulce y también la única que se elabora con yemas de huevo, se agrega una más de merengue estilo italiano, levantado solo con claras de huevo.
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La tradición dicta que este postre se sirve templado –jamás tibio ni caliente–, y puede ir acompañado de un café sin azúcar.
Este que probamos es del restaurante Yakumanka, originalmente del chef Gastón Acurio y operado en la CDMX por Gustavo Montestruque Bisso.
¿Se te antoja?