¿Te ha pasado que a la hora de elegir un vino las opciones te parecen infinitas y no sabes por cuál decidirte? Para estos casos, Aaron Álvarez, head sommelier de Belmond Maroma Resort and Spa, nos da siete consejos.
Planea tu vino
La selección del vino siempre está relacionada con el tipo de ocasión que tenemos en mente y con quien nos acompañará a disfrutarlo. Si se trata de tu aniversario, no hay pretexto para no servir burbujas, por ejemplo.
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Confía en tus sentidos
Prueba media copa de vino y permite que tus sentidos te guíen. Degusta el vino y pregúntate con qué se te antoja y entonces, empieza a cocinar. El maridaje de vinos es, principalmente, una cuestión de gustos. Al final, todo va a depender de nuestra propia experiencia combinando sabores, colores, texturas y aromas. Una regla de oro: elige un vino que te guste beber solo.
Toma en cuenta los factores para maridar cualquier vino
Los tres factores a tomar en cuenta a la hora de elegir un vino para maridar son: la proteína, el método de cocción y la salsa del platillo.
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El orden de los factores sí altera el producto
Si vamos a maridar diferentes platillos hay que establecer un orden en cuanto a la potencia de cuerpo y sabores. Empezar con lo más ligero y continuar con lo más pesado, siempre de menos a más, de lo contrario, unos platillos y sus maridajes pueden verse opacados. De ahí
que, por lo general, acompañemos los entrantes y primeros platos con vinos espumosos, blancos o rosados, seguidos de vinos tintos jóvenes, luego de tintos más maduros y finalmente, terminemos el menú con vinos generosos y dulces.
Busca un equilibrio
Procura que tanto el vino como la comida tengan un peso similar. Por ejemplo, sirve ensaladas con vinos blancos jóvenes; pescados blancos y mariscos con vinos blancos más estructurados; quesos suaves, verduras y carnes blancas con vinos blancos madurados en barrica; pescados azules o pescados con salsa pueden ir bien con tintos jóvenes; tintos crianza irán bien por lo general con carnes a la brasa, asados, queso curado y guisos de carnes rojas; y finalmente, reservas y gran reservas maridan a la perfección con animales de caza y con guisos con tiempos de mayor cocción.
Por asociación o por contraste
Podemos ligar platos con vinos en función de estos dos principios fundamentales: asociación y contraste. En el primero de los casos, intentaremos que los platos y el vino se complementen. Para ello, debemos prestar atención a las sensaciones que nos producen los vinos y alimentos. Podemos asociar por color, por temperatura, por textura, por sabores. En el segundo caso, el del contraste, haremos justamente lo contrario, buscar el equilibrio entre platos y vino a través de las sensaciones opuestas que nos ofrecen.
Involucra emociones
Concéntrate a la hora de probar un vino y utiliza tus sentidos para hacerlo. No trates de identificar aromas o sabores, en lugar de eso cierra tus ojos y tomate tu tiempo para pensar a qué ingredientes te recuerda.