El alma de España es su historia, su cultura y su tradición. Un país donde el sol se posa generoso sobre las tierras áridas, donde la brisa acaricia los olivares y los campos verdes. En este rincón del mundo, se teje un legado que no solo se ve, sino que también se saborea. Entre sus tesoros más exquisitos, hay uno que cautiva y despierta los sentidos… El jamón ibérico, una joya gastronómica. Un auténtico manjar que habla de paciencia, de dedicación, de un arte culinario único. El Jabugo es el alma de España.
Por Melanie Beard
El romance con el jabugo en España
El romance con el jamón comienza antes de tocarlo. Su presencia en la mesa es un preludio, una promesa de placer. Pero cuando se trata del más fino de todos, ese jamón que nos invita a la contemplación, esa pieza de arte que se deshace con delicadeza en la boca, la promesa se convierte en una experiencia inolvidable. El jamón ibérico es una delicia que trasciende el acto de comer: es una invitación a viajar, a explorar la tierra que lo vio nacer.
La crianza de los cerdos en libertad
Este jamón tiene una historia que comienza en los campos de Andalucía, en un pequeño rincón protegido por la UNESCO, conocido como la Reserva de la Biosfera. Allí, los cerdos ibéricos son criados con esmero, alimentados con bellotas, raíces, hierbas y pastos naturales.
Su vida tranquila, lejos del bullicio de la ciudad, garantiza que su carne sea la más sabrosa, delicada y de mejor calidad. La tierra misma da sabor a su carne, que se impregna de los matices de la bellota. Por lo cual, tiene tonos dulces y a la vez terrosos. Los cuales nos recuerdan a la vez la frescura de la hierba y la profundidad de la nuez.
El jabugo, un manjar saludable
Además de festín para los sentidos, el jamón ibérico es también un alimento saludable. Es rico en grasas insaturadas, en ácido oleico omega 9. Esto significa que es un manjar que, lejos de ser solo un placer culposo, se enmarca dentro de la célebre dieta mediterránea. Por lo cual, esta dieta, famosa por sus beneficios para la salud, encuentra en el jamón ibérico un aliado perfecto. Mejora la circulación, reduce el colesterol, favorece la función cerebral y cardiovascular, e incluso retrasa el envejecimiento celular.
El arte del curado del jamón ibérico
El proceso para convertir la carne del cerdo en este manjar sublime es largo y delicado. Los expertos siguen métodos ancestrales, transmitidos de generación en generación, con paciencia y respeto por la naturaleza y por la carne. Nada se deja al azar.
Durante su curado, que puede durar hasta 36 meses, el jamón se somete a un proceso que transforma la carne en un producto de una suavidad extrema, de una textura que se deshace en la boca, dejando una sensación de pura exquisitez. No hay conservadores, ni colorantes, ni añadidos artificiales. Solo el arte del productor, que ha sabido comprender los secretos del cerdo ibérico y el paso del tiempo.
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Una obra de arte en la mesa
Cada lonja de jamón ibérico es una obra de arte en sí misma. La pierna de jamón, colgada y sujeta con orgullo a su base de madera, es un cuadro que invita a ser contemplado. Las vetas de carne y grasa, dibujadas con precisión, nos hablan de la calidad de la materia prima. Por lo cual, nos hablan de un producto cuidado con mimo, que antes de llegar a la mesa, ha sido testigo de un proceso que solo los mejores jamones del mundo pueden ofrecer.
El jamón ibérico es el verdadero legado en el mundo del jabugo
En México, podemos saborear esta joya española, llevando un pedazo de la tradición y el arte de Jabugo a nuestra mesa. Cinco Jotas ha logrado llevar la magia de jamón ibérico más allá de las fronteras, trayendo el Jabugo, el alma de España, a México.
Han permitido que su sabor, su tradición y su historia lleguen a los corazones de aquellos que buscan lo mejor de la gastronomía global. Es un vínculo entre dos culturas, dos tierras lejanas. Tierras unidas por el amor a la buena comida, a la calidad, y a los productos que son mucho más que alimentos: son un trozo de historia.
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Un viaje en cada bocado
En cada bocado de el jamón ibérico de Cinco Jotas viajamos en el tiempo. Respiramos la tierra de Andalucía. Sentimos el sol en el rostro de sus montes. Es así que comprendemos que la gastronomía española es, sin duda, una de las más grandes maravillas que podemos experimentar. Cada pieza de jamón es un fragmento de ese legado, el jabugo es el alma de España. Un fragmento que, al llegar a nuestra boca, se convierte en una pequeña eternidad de placer.
