Frida y Diego fueron dos grandes artistas que representaron a los mexicanos en cada una de sus pinturas; la cocina era otro de sus grandes placeres.
Como bien sabemos, Frida Khalo y Diego Rivera son un precedente en las formas artísticas en las que la pintura se ve reflejada, ya sea en murales, cuadros o letras. Sin embargo estos dos artistas también mostraban una pasión por la comida y las tertulias que venían después de las grandes fiestas.
Por Pamela Trejo.
El libro Las fiestas de Frida y Diego: Recuerdos y recetas, esta escrito por Guadalupe Rivera Marín, la hija de Diego Rivera y Guadalupe Marín. En algún periodo de tiempo Guadalupe Rivera se fue a vivir a la casa azul con su padre y Frida Khalo y es de estas memorias de dónde nace el libro de las fiestas de Frida y Diego, generando remembranzas de los grandes banquetes que ofrecían en su casa y de las grandes apariciones de los artistas más representativos de la época como Leonora Carrington, Chavela Vargas, entre otros.
¿Nos podemos imaginar como habrá sido ese espectáculo y sobre todo las conversaciones? Pero más allá de la increíble sobremesa que seguro disfrutaron, entenderemos con este libro el gusto hacía la cultura alimentaria mexicana que tenían Frida y Diego.
La mentora principal de la cocina y los alimentos que se ofrecían en estas fiestas y dentro de la cotidianeidad, era justamente Guadalupe Marín. El estilo de comida siempre era una combinación entre lo prehispánico, lo contemporáneo y la comida del extranjero, pues como bien sabemos, en esos círculos sociales siempre se podía hacer un intercambio de recetas y principalmente de lo que no podía faltar el arte en cualquier forma de expresión, que entraba hasta en la cocina.
De la forma arquitectónica se puede decir que era una parte fundamental dentro de las casas en las que vivieron Frida y Diego. En la Casa Azul la cocina se encontraba al centro de la casa y era de leña y de carbón con objetos que representaban “lo mexicano”, es una cocina al aire libre, algo que incitaba a continuar con las grandes fiestas y banquetes que ofrecían.
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Guadalupe Rivera menciona en el libro que el mes de diciembre era sumamente importante para estos dos personajes pues iniciaban los festejos el 8 de diciembre con el cumpleaños de Diego Rivera, pasaban por los festejos decembrinos, Navidad, Año nuevo y terminaban el día de Reyes.
Cualquier festividad cívica o tradicional mexicana como día de muertos y una festividad a la que llamaban “de manteles largos” eran encarnadas en grandes banquetes. El libro cuenta con más de 100 recetas de platillos como: pavo, buñuelos, pambazos, pipianes, moles, así como postres que a Diego le gustaban y a Frida le complacía preparar.
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Otras de las cosas que compone este libro son las ilustraciones, varias pinturas o reproducciones de los artistas y una compilación de la otra autora Marie Pierre Colle y el fotógrafo Ignacio Urquiza de fotos de las recetas de Frida que reelaboraron en la Casa Azul y otros lugares representativos para estos dos artistas. Los manuscritos de los cuadernos de recetas son el epítome de este texto que nos adentra a la vida alimentaria, amor por la comida y la cocina de Frida y Diego.